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Una decena de empresas buscan en Tánger contratos con Nissan

Los catalanes intentan alianzas con empresarios locales

La Generalitat regresa a Marruecos por negocios. Una delegación del Ejecutivo catalán, encabezada por el secretario general de Industria, el republicano Antoni Soy, viaja hoy a Tánger con una decena de empresas catalanas de componentes, ingeniería y logística del automóvil para negociar contratos de suministro en la futura factoría de automóviles que Nissan-Renault levantará al norte del país. Entre ellas, se encuentran la multinacional Sintax y la Fundación Ascamm, de moldes y matrices.

Durante el viaje, la delegación comercial catalana se entrevistará con los responsables de la alianza automovilística, con altos cargos del Ministerio de Industria de Marruecos y visitarán la Zona Franca de Tánger, con la que hace un mes la Generalitat y la Cámara de Comercio de Barcelona suscribieron un acuerdo para que empresas catalanas puedan instalarse allí o en las tres futuras zonas francas proyectadas sobre la región en condiciones preferentes.

Los altos cargos de la Generalitat regresarán mañana mismo, las empresas se quedarán hasta el jueves para "explorar posibles alianzas con empresas locales", informan fuentes del Gobierno catalán.

Los contactos con Nissan-Renault estaban previstos en el viaje oficial que el presidente de la Generalitat, José Montilla, encabezó hace un mes a Marruecos, pero no pudieron materializarse por problemas de agenda del grupo automovilístico.

El norte de Marruecos, y muy especialmente Tánger, es uno de los polos de atención preferente del Departamento catalán de Industria, desde que Nissan-Renault anunció la construcción en Meloussa, a unos 35 kilómetros de la ciudad, de una fábrica de ensamblaje de vehículos de la que en 2010 saldrán 200.000 unidades -turismos de bajo coste de su filial Dacia y furgonetas Nissan-, pero con capacidad para producir 400.000 automóviles anuales. A pleno rendimiento, en torno a 2013, empleará a 6.000 personas y creará otros 24.000 puestos indirectos.

La Generalitat lo ve como una oportunidad para que las empresas catalanas de componentes trasladen allí la producción de menos valor añadido, la más vulnerable a la competencia de los países con mano de obra barata. Gracias al descomunal puerto de Tánger-Med, un camión cruza el Mediterráneo y llega a Barcelona en 24 horas. La idea también agrada a los responsables de Nissan en la capital catalana puesto que se asegura el suministro de piezas más baratas, un elemento clave para su supervivencia.

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