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Julián Muñoz y cinco ex ediles del GIL evitan 70 juicios a cambio de prisión

Los ex concejales de Marbella pactan con el fiscal una pena máxima de tres años

Fernando J. Pérez

Los concejales que pusieron los cimientos del caos urbanístico de Marbella (Málaga) a la sombra del fallecido alcalde Jesús Gil ven cómo se aclara su futuro judicial. Seis ex ediles del equipo de gobierno municipal del Grupo Independiente Liberal (GIL) de 1995 a 1999, entre ellos Julián Muñoz, han aceptado el pacto con la Fiscalía de Málaga por el que cumplirán tres años de prisión a cambio de evitar cerca de 70 juicios por conceder licencias de obra ilegales.

Los concejales Muñoz, Marisa Alcalá, Dolores Zurdo, Rafael González, Manuel Calle y Mario Jiménez formaban parte de la corporación que el 6 de agosto de 1998 aprobó, en un pleno nocturno, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que daba luz verde a enormes aumentos de edificabilidad o la construcción de apartamentos en suelos reservados a colegios o centros sanitarios. Aunque el PGOU de 1998 nunca tuvo validez jurídica, el urbanismo gilista se rigió por él hasta la disolución del Ayuntamiento en marzo de 2006 tras la Operación Malaya. Incluso, numerosas licencias anteriores a 1998 se otorgaron sobre ese PGOU ilegal.

En virtud del pacto de conformidad cerrado ayer entre la fiscalía y las defensas de los concejales, el ministerio público pedirá una pena máxima de un año de prisión en las 70 causas abiertas por prevaricación urbanística, un delito castigado hasta con dos años de prisión. Al tratarse de delitos conexos, la ley establece que se cumplirá como máximo el triple de la mayor de las penas impuestas, esto es, tres años de cárcel. Si no hubiera pacto y la Fiscalía reclamara la mayor de las penas posibles, los imputados se arriesgarían a pasar seis años en prisión.

Según el letrado Ernesto Osuna, en el cómputo de las penas se deberá descontar el tiempo que los ediles ya han pasado en prisión por prevaricación urbanística. En el caso de Julián Muñoz, el ex regidor marbellí lleva cumpliendo pena desde el 30 de septiembre de 2006, cuando el juez ordenó la ejecución de la sentencia de un año de cárcel por el caso Proinsa -la concesión de una licencia para construir 150 viviendas en zona verde-. Los 19 meses que ha pasado en prisión como recluso penado -entró en la cárcel como preventivo por el caso Malaya en julio de 2006- se considerarían ya liquidados. En junio, el fiscal y los letrados negociarán la situación de los ediles que formaron la corporación entre 1999 y 2003, que se niegan a aceptar el paso por la prisión. El fiscal, de momento, se mantiene firme en su posición.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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