La nueva ópera de Halffter triunfa en Alemania
"Sólo despertaremos cuando todos soñemos el mismo sueño", dice Lázaro, en la culminación de la escena central de la ópera de Cristóbal Halffter con libreto de Juan Carlos Marset, que el domingo se estrenó en Kiel, Alemania, con un éxito espectacular. ¿Se imaginan un teatro entero puesto en pie durante diez minutos aclamando a los autores y artistas tras el estreno de una ópera sin ninguna concesión? Pues fue la reacción de un público atento y curioso como he visto pocos ante la segunda ópera de Halffter, en el mismo teatro que ya había acogido Don Quijote hace un par de años y que celebraba con este estreno su centenario. Un triunfo así es impensable en el Liceo o en el Real, lo que debe mover a la reflexión sobre el papel de la ópera en el siglo XXI y el comportamiento de los diferentes públicos.
Envolvente
La ópera de Cristóbal Halffter es musicalmente excelsa. No es una ópera en el sentido tradicional, desde luego, entre otras razones porque los tiempos han cambiado y la historia del género lírico pesa lo suficiente como para demandar otras soluciones, no por diferentes menos válidas. Halffter trabaja desde la sugerencia más que desde la narración, no renuncia a su fabuloso dominio orquestal aunque las voces tengan un mayor lirismo que en otras ocasiones, defiende la complejidad en un tiempo de banalidades y opta por una mezcla de sobriedad y concentración que acaba por envolver. En Marset ha encontrado un libretista que le ofrece complicidad y en los interludios sinfónicos una materia sonora idónea para abandonarse a sus impulsos creativos llenos de referencias culturales. La ópera -hora y media- se ofrece sin interrupción. La defiende como un coloso Georg Fritzsch al frente de una estupenda Philharmonisches Orchester Kiel y cuenta con un reparto vocal bastante equilibrado encabezado por Jörg Sabrowski como Lázaro. La escenografía de Alexander Schulin es de una austeridad y contención franciscanas. No realza la obra pero tampoco la perjudica. Entre otras razones, porque las tensiones teatrales vienen de la música. Se ha grabado en DVD, lo que facilitará su justa difusión al margen de los teatros donde se represente.
La ópera cotidiana alcanza en teatros como el de Kiel todo su sentido. En los teatros españoles queda mucho por recorrer para alcanzar este nivel de integración entre ópera y sociedad.
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