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Columna
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Género y número

Es tan difícil que haya violencia de género como que haya ideología de género, lo digan las leyes o los jueces del Opus. El género al que hacen referencia ambas denominaciones es gramatical por lo que afecta sólo a las palabras. En inglés no hay género gramatical pero en las lenguas romances sí. A lo que hacen referencia tanto jueces como leyes es al sexo, que es una de las diferencias entre las personas. Por tanto, es complicado que las palabras tengan ideología o se comporten con violencia. Por eso me resulta chocante que la Conferencia Episcopal, formada por sesudos teólogos formados en Salamanca y Roma, puedan decir semejante disparate. Y para qué hablar de sus señorías los jueces, todos ellos universitarios, algunos con doctorados, con muchas horas de estudio y lectura, cómo pueden hablar en una sentencia de la ideología de género, y encima para determinar que contradice a la Constitución. Corrigen unas frases con un argumento disparatado. ¿Cómo pueden hablar de ideología de género?, ¿cómo pueden corregir decretos sobre tan endeble base? Es obvio que bajo tal subterfugio se esconde una intención reaccionaria. Me parece fantástico que los jueces tengan ideología. Incluso a veces es humano dejar entrever sus tendencias en una sentencia. Lo que resulta disparatado es que unos extremistas quieran remover el orden educativo. No entiendo cómo el Tribunal de Justicia de Andalucía, el PP, la Iglesia y los medios de comunicación de la derecha la han emprendido con saña contra una asignatura que pretende promover la convivencia, la solidaridad y los valores constitucionales. A la derecha española le sale en seguida el pelo de la dehesa, se le nota bajo la piel que es una derecha montaraz casi del estilo de Berlusconi y esa "falange romana" que tanta nostalgia habrá suscitado entre los conservadores españoles. Hasta el día que la derecha española no se modernice y condene el franquismo, suelte la homofobia y acepte los valores que ya están en la sociedad, suscitará el miedo que ha provocado una movilización sin precedentes en torno al partido socialista. Mientras la derecha siga del brazo de obispos, cardenales, locutores y directores de periódico trabucaires, seguiremos anclados en un sistema político donde el principal partido de la oposición da miedo a la mayoría de la sociedad y fomenta el odio entre los españoles. ¿Tan complicado es que en las aulas se dé Educación para la Ciudadanía? ¿Son tan importantes las correcciones que ha hecho el TSJA? ¿Cuándo los hermanos Seco (qué gran apellido) nos van a dejar en paz? ¿Por qué motivo tenemos que pagar enseñanza religiosa en los colegios públicos con profesores elegidos por los obispos y dinero de todos? ¿Por qué tenemos que pagar con dinero de todos los colegios religiosos? Estamos ante la misma idea de imponer una educación en valores, pero nacionalcatólicos, a todos. Además de no dejar que se enseñe ciudadanía quieren que todos paguemos la educación religiosa. Esos báculos y demás feligresía quieren impedir que se ofrezca en los colegios una asignatura sobre los valores constitucionales. Obsérvese la paradoja del asunto: tenemos que pagar la enseñanza religiosa y los colegios privados religiosos pero no podemos ofrecer educación sobre valores cívicos. Es volver a los momentos más oscuros del franquismo cuando la depuración de los maestros republicanos y la llegada de la Cruzada a las aulas. La misma que ahora tienen contra todo aquello que no se corresponde con las ideas trogloditas de la España más negra, la que anida en Iglesias, congregaciones y sectas católicas. Está bien el papel de los jueces, pero que los gabaldones y ferrines calamitas nos dejen respirar. Los obispos y sus parroquianos que nos dejen en paz, que cada uno viva su sexualidad como quiera, que podamos enseñar a nuestros hijos los valores de la convivencia, que escuela pública y laica sirva para dar igualdad de oportunidades y valores solidarios a todos, sean del Opus o de Marruecos. Para eso están nuestros impuestos.

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