_
_
_
_
OPINIÓN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los vulnerables

Joaquín Estefanía

Se celebra estos días en Madrid la asamblea anual del Banco Asiático de Desarrollo (BAD). Su director general, Rajat M. Nag, al hablar de la presente crisis alimentaria, advirtió: "Hay 600 millones de personas en Asia que ganan menos de un euro al día [obsérvese que el euro también empieza a sustituir al dólar como medida de la pobreza] y otros 400 millones que están por encima de ese nivel, pero que pueden convertirse en pobres al ser especialmente vulnerables a las subidas de precios".

La crisis alimentaria se caracteriza por dos fenómenos íntimamente relacionados: la carestía y la escasez. Al director general del BAD le inquieta prioritariamente la inflación (la agflación, un palabro que vincula directamente la agricultura con la inflación), que sube en todo el mundo por el mayor precio de materias primas como el petróleo o los alimentos.

La crisis alimentaria aumenta el riesgo de que muchos ciudadanos caigan de nuevo en la 'trampa de la pobreza'

El economista americano Jeffrey Sachs ha teorizado una escalera del desarrollo con cuatro peldaños (El fin de la pobreza, editorial Debate) en la que los más vulnerables a la subida del precio de los alimentos se colocan en los dos primeros peldaños: en el primero hay aproximadamente 1.000 millones de personas, la sexta parte de la humanidad: son los "pobres extremos"; si son víctimas de una sequía o una inundación, de un episodio de enfermedad grave, del hundimiento del precio de mercado mundial de los productos agrícolas que comercializan o de la subida de los que importan y no poseen, es probable que el resultado sea el sufrimiento extremo y, quizá, incluso la muerte. En el segundo escalón hay 1.500 millones de personas: los "pobres". La muerte no está llamando a su puerta, pero la penuria y la falta de servicios básicos (como el agua potable) forman parte de su vida diaria. También son muy sensibles a las oscilaciones del mercado alimentario. Entre los pobres extremos y los pobres suman aproximadamente el 40% de la humanidad.

El texto de Sachs, publicado en el año 2005, es inmediatamente anterior a la crisis alimentaria que arrancó en 2006 y que ha tenido una aceleración en los últimos meses. Por ello necesita de una revisión de su optimismo (aunque no de los datos y los análisis). Como consecuencia de la suma de inflación y escasez -esta última, muchas veces motivada por la especulación, provoca la primera- se manifiestan tres tendencias que será difícil que desaparezcan de nuestras vidas en el corto plazo: en primer lugar, se trata de la primera crisis global no financiera del planeta desde que vivimos en el marco de referencia de la globalización; en segundo, coincide con un momento de desaceleración económica en el mundo, cuyo epicentro ha sido el Estados Unidos de las hipotecas subprime, por lo que, además de la citada agflación, habrá que convivir con la estanflación (alta inflación y bajo crecimiento); y en tercer lugar, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de la ONU (reducir la pobreza a la mitad en el año 2015), se alejan un poco más del horizonte. -

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_