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Reportaje:

Dos vacas sagradas a la deriva

Las dudosas últimas elecciones de De Niro y Pacino espantan a Hollywood

No hay actor, director o aficionado al cine que no cite a Robert de Niro y/o Al Pacino como vacas sagradas del séptimo arte, y perdonen la sarta de clichés. Tampoco existe espectador que no se lleve las manos a la cabeza ante sus recientes elecciones interpretativas: El escondite y El enviado en el caso de De Niro, y Apostando al límite o los 88 minutos que hoy estrena Pacino, un filme que, según Metacritic.com, se lleva la palma entre las peores críticas del año. ¿En qué pensaban estas vacas locas cuando aceptaron estos papeles?

Desde las páginas de Los Angeles Times, el columnista Patrick Goldstein ha recogido la polémica: "Los dos héroes del nuevo Hollywood de los setenta son una parodia de sí mismos, hacen películas por dinero y entregando a cambio ecos vacíos de esas actuaciones eléctricas que nos dieron en Serpico, Tarde de perros, Malas calles o Taxi driver". Goldstein no hace más que recoger en su columna un malestar general. Y no está solo en sus comentarios: si Francis Ford Coppola indicó en Buenos Aires, en el rodaje de Tetro, que Pacino y De Niro "están viviendo de las rentas", un ejecutivo de la poderosa CAA denostaba a De Niro, tras su marcha de esta empresa de representación, asegurando que el neoyorquino es el único responsable "de su avaricia y su megalomanía".

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Pero uno no puede atacar a las vacas sagradas del cine y quedarse tan pancho, por mucha razón que tenga. "Al Pacino y Robert de Niro son dos de nuestras estrellas más importantes. Han hecho filmes inolvidables. Les debes una disculpa", contestó Kirk Douglas a Goldstein en el mismo diario. La revista The Hollywood Reporter también se hizo eco de estos duros ataques en su blog, aunque suavizó los golpes. "Cosas como Una terapia peligrosa o la denostada 88 minutos no merecen el tiempo de estos actores", admitió la publicación en referencia a estos dos intérpretes cuyas carreras suman un total de 14 candidaturas al Oscar y tres estatuillas. El debate llega en un momento delicado, con el próximo estreno, previsto para el 12 de septiembre en EE UU, de Righteous kill, el primer trabajo conjunto de ambos tras los clásicos El Padrino y Heat. El esperado duelo de titanes cuenta con el mismo productor de 88 minutos, Avi Lerner, y con el mismo director, Jon Avnet. Un cóctel que a los ojos de Goldstein tiene el mismo aire de sacacuartos que "la última gira de Eagles".

Si bien el dinero parece estar siempre presente en las críticas a ambos ídolos (supuestamente Pacino se embolsó 5,77 millones de euros por 88 minutos y De Niro pide un millón de dólares como adelanto en calidad de productor, al margen de su sueldo como actor), existen comentarios más benignos a su falta de criterio. "Los actores, al menos gente como De Niro, tienen la necesidad de seguir trabajando, la pasión de expresarse como sólo ellos saben hacer delante de las cámaras", afirma el crítico Kenneth Turan. Una necesidad expresiva que se agarra en su opinión a lo que hay. Y lo que hay no tiene nada que ver con lo de la década de los setenta, especialmente en Hollywood, donde no hay piedad con los mayores. Como asegura otro lector airado por las críticas contra Pacino o De Niro, no es que el talento de estos actores haya disminuido. "El verdadero problema es que en Estados Unidos no existe un lugar para la interpretación sin tener que apostar por un taquillazo". Un argumento válido aunque con matices. Mientras Pacino y De Niro escogen lo que escogen, intérpretes incluso mayores en edad como Jack Nicholson o Clint Eastwood no han caído en estos lodazales.

Robert de Niro (arriba a la izquierda) y Al Pacino; abajo, un fotograma de <i>Righteous kill,</i> el primer filme en el que la pareja comparte plano.
Robert de Niro (arriba a la izquierda) y Al Pacino; abajo, un fotograma de Righteous kill, el primer filme en el que la pareja comparte plano.

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