Para salvar las filologías
La dictadura de los números se impone: de no conseguir 15 matriculaciones, las filologías irán desapareciendo. La mano negra puede llevarse ochocientos años de historia. La Universidad de Salamanca cogió gran prestigio en el Renacimiento con la famosa Escuela de Salamanca. En ella, filósofos-moralistas, que hoy serían catalogados como filólogos, economistas o profesores de sociología, fueron capaces de salir de los gruesos muros de piedra y cambiar el mundo. Tampoco deberíamos olvidar el famoso Colegio Trilingüe, donde se enseñaba griego, latín y hebreo para recoger los conocimientos de los clásicos.
Pero como esta historia no convence a los "racionalistas", tendrán que ser los propios filólogos los que tengan que proponer un plan viable. Éste podría ser llamado: Salamanca, ciudad de las lenguas del mundo. Como si de Babel se tratara, el reto sería conseguir que nuestra ciudad fuera un verdadero Arca de Noé de todos los idiomas. La lengua es comunicación y cultura y todas debieran ser patrimonio de la humanidad. La financiación habría que buscarla fuera, desde la UE a la Unesco, pasando por la Generalitat si fuera catalán, o al Gobierno chino si fuera el mandarín. Universidad y ciudad cogidas de la mano.