Jondura y pellizco
Cada vez que canta El Torta es un acontecimiento. El acontecimiento del buen cante, el cante distinto, el que aporta un eco siempre nuevo que emociona. La jondura, el duende, el pellizco, están siempre en el cante de este hombre que nunca se muestra conformista o rutinario. Su aparato gestual es de una contundencia definitiva: los puños crispados, las manos aplaudiéndose una a otra, los brazos al vuelo, el ceño adusto. Ver a El Torta es ver a un cantaor que se pelea consigo mismo en una lucha inmisericorde.
No podemos decir que cantó esto mejor que lo otro: todo lo cantó de manera insuperable, con un rajo valiente y ejemplar, pero quizá, si hay algo más que destacar, me quedo con los tangos del fallecido Luis el de la Pica. Y eso que esta noche parecía más tranquilo, sin ese nerviosismo que otras veces le hemos visto, pero quizá por ello más centrado en su arte. Un cantaor de una vez, sin duda alguna. Por delante cantaron Cristo Heredia y Marina Heredia. Cristo es un gitanito de Almería con una ambición enorme, ya que sólo hay que ver los estilos que hizo para considerarlo así: tarantos, soleares, siguiriyas...; grita demasiado, le falta recoger el cante, pero aun así vemos en él a un cantaor estimable. La granadina Marina Heredia está cada día mejor, más centrada; hizo, por ejemplo, una malagueña que remató con fandangos de su tierra, el Albaicín, que fue notable; también los tangos, por levante, por soleá...
19º Festival Flamenco por Tarantos
Cante: El Torta. Colegio mayor San Juan Evangelista. Madrid, 26 de abril.
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