Un almacén nuclear en Ascó alarga la vida de la central
Endesa instala un detector de radiactividad para vehículos
La central nuclear de Ascó (Tarragona) contará con su propio almacén de residuos radiactivos. Ante el bloqueo en la búsqueda de un único emplazamiento para todas las nucleares, la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) ha optado por construir uno en Ascó. La central se saturará en 2013 y no puede esperar más.
Trillo y Zorita (Guadalajara) ya tienen su propio almacén, por lo que con esta decisión España opta de facto por un almacén radiactivo en cada nuclear, algo más caro e inseguro que construir uno solo, pero que genera menor rechazo social.
El futuro depósito tendrá capacidad para 150 toneladas de residuos
El pasado 15 de abril, el BOE publicó el anuncio de Enresa para contratar un "sistema de almacenamiento modular transportable en el emplazamiento de la Central Nuclear de Ascó". Son tres contenedores con capacidad para 150 toneladas, colocados sobre una gran losa de hormigón resistente a los terremotos.
Después vendrán los almacenes en Cofrentes (Valencia) y Almaraz (Extremadura). La decisión supone admitir el fracaso del plan del Gobierno, que en 2006 pidió alcaldes dispuestos a asumir el almacén radiactivo. Aunque Industria recibió consultas, ninguna prosperó. El plan preveía que el almacén estuviera funcionando en 2011. Ya no da tiempo y las piscinas en las que las centrales guardan sus residuos se saturan.
La Asociación de Municipios en Áreas con Centrales Nucleares (AMAC) se mostró dispuesta a aceptarlo siempre que los beneficios redundaran en todos sus ayuntamientos. Pero ahora rechaza la construcción de un almacén temporal en Ascó. "No habrá almacén en Ascó si no hay un único almacén en España", explican fuentes de AMAC. Ecologistas en Acción anunció que se opone a este almacén, ya que permitirá alargar la vida de la central cuando, a su juicio, lo mejor es cerrarla.
La decisión de construir un almacén en Ascó llega en plena polémica por la fuga radiactiva en la central. Tres días después de que un camión cargado con chatarra contaminada saliera del complejo, operarios de la planta han comenzado a instalar un pórtico para detectar radiación en el acceso de vehículos. Fuentes de la central admitieron que el suceso del camión, "ha acelerado" la instalación de este detector.
La normativa no obliga a este tipo de control en los accesos de la instalación -Ascó funciona desde los años ochenta sin él- ya que los vehículos que acceden a la "zona controlada" ya pasan por chequeos radiológicos. El resto de la central son zonas libres de contaminación, aunque la fuga detectada el pasado 14 de marzo ha modificado esta situación, ya que múltiples partículas han ido a parar a estos lugares. De hecho, cuatro de esas partículas fueron a un contenedor donde la central guarda desechos metálicos, y el pasado lunes la empresa que se encarga de gestionar esta chatarra detectó en su desguace de La Selva del Camp (Baix Camp) que el material que se había llevado estaba contaminado.
La Generalitat exigió ayer mano dura al Gobierno contra las empresas dueñas de Ascó y Vandellòs (Endesa e Ibedrola). El delegado de la Generalitat en Tarragona, Xavier Sabaté (PSC), exigió que "salgan y den la cara, porque si no se acaba diluyendo todo en los directores de las plantas, que a veces no son los que tienen toda la responsabilidad".
La fiscalía de Tarragona ha pedido informes al departamento de Salud y al Consejo de Seguridad Nuclear dentro de la investigación abierta. El diputado ecosocialista Joan Herrera pidió a Industria que retire la licencia de operación a ANAV, la empresa gestora de Ascó y Vandellòs, y reclamó al CSN que eleve la fuga radiactiva de Ascó a un nivel 3, el mismo de la desmantelada Vandellòs I tras el incendio de 1989.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.