"Un manantial de aventuras"
El israelí Ilan Wolff muestra sus fotografías estenopeicas en San Sebastián
Ilan Wolff (Nahariya, Israel, 1955) descubrió la fotografía estenopeica cuando era estudiante y le atrajo de inmediato. "Me tocó el corazón mucho más que cualquier otro modo de fotografiar. Aún más que el uso de cámaras modernas o diferentes tipos de lentes. La idea de que el proceso de creación de una imagen comience con la búsqueda de cajas de diferentes formas para ser transformadas en máquinas ópticas me hizo sentir todo el proceso fotográfico como un manantial de aventuras", ha escrito.
El caso es que, tras cursar estudios de fotografía en la Escuela de Diseño Nery Bloomfield de Haifa. se trasladó a Europa en 1981. Trabajó como asistente de fotografía de moda y, a partir de 1983, se concentró en la fórmula más elemental de captar instantáneas: la cámara oscura, estenopeica o pinhole. Ahora presenta en la Sala Kubo de San Sebastián Camera Obscura, una exposición con 60 fotografías de gran formato que repasan su obra. La muestra combina imágenes tomadas en distintos puntos del planeta con los rincones más conocidos de la capital guipuzcoana, como el Ayuntamiento, la catedral del Buen Pastor o el puerto, capturados para esta cita.
La exposición está integrada por 60 imágenes de gran formato
La fotografía estenopeica pasa por construir un habitáculo cerrado herméticamente, en el que se abre un pequeño agujero que deja pasar la luz exterior y proyectarse en el papel. "Se trata de la primera técnica de la historia que es un puente entre la ciencia y el arte y que combina la técnica antigua con un concepto moderno", resaltó ayer durante la presentación de la exposición.
Wolff defiende que "en cualquier objeto se puede meter un ojo y obtener una imagen". Así que él lo mismo se vale de una lata que de una furgoneta para crear una gran cámara oscura en la que puede introducirse y manipular la imagen, como puede contemplarse en la Sala Kubo.
Allí luce también su enorme lunagrama, realizado en San Sebastián mediante la exposición directa de la luz de la luna sobre el papel fotográfico. El resultado es una imagen en negativo de 30 metros de largo por 1,26 de ancho y una imagen positivada de igual medida, donde aparecen a modo de siluetas los modelos voluntarios y los objetos que implicó en el proyecto. Esta imagen está considerada como la más grande del mundo sobre papel fotográfico.
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