Francia descarta la regularización masiva de inmigrantes
Francia dará permisos de trabajo a cientos de inmigrantes ilegales, pero lo hará tras estudiar las peticiones caso por caso, no de forma generalizada. "En ningún caso procederemos a una regularización masiva", declaró ayer Brice Hortefeux, ministro francés de Inmigración e Identidad Nacional.
El problema se lo plantean más de 600 trabajadores parisienses del gremio de la hostelería en huelga. Todos tienen empleo desde hace más de dos años y todos ellos cotizan en la Seguridad Social, pero con identidades falsas, hecho que Hortefeux admite como "una hipocresía administrativa que podría también ser calificada de hipocresía de Estado".
Las reivindicaciones de estos 600 trabajadores han recibido, por primera vez, el respaldo del sindicato CGT y la patronal. "Las regularizaciones se estudiarán caso por caso. La nueva ley prevé, a título excepcional y a partir del examen de la realidad de un contrato de trabajo, regularizar la situación de personas que además trabajan en sectores que conocen una grave penuria de mano de obra", afirmó el ministro.
Durante su primer año en el cargo, Hortefeux tuvo como objetivo expulsar de Francia a 25.000 inmigrantes sin papeles, objetivo que casi consiguió cumplir en medio de grandes críticas de la oposición, que le reprochaba que sólo quería "cumplir con una cifra". Ahora se enfrenta a un caso incómodo. Los líderes de los que reclaman regularizar su situación trabajaban en la cocina o en la sala del restaurante Café de la Jatte, un local al que acudía el presidente francés, Nicolas Sarkozy, cuando era alcalde de Neuilly.
400.000 'sin papeles'
Oficialmente, el Gobierno admite que hay en territorio francés entre 200.000 y 400.000 personas en situación irregular. Otra estadística asegura que el 70% del personal empleado en los bares de París no está declarado ante ningún organismo oficial. Asimismo, el ministro agregó ayer que la ley también aplica a los empresarios castigos si cometen fraude. En 2007, un total de 1.688 fueron detenidos por haber empleado a inmigrantes en condiciones irregulares, un 40% más que el ejercicio precedente.
Para la ultraderechista Marine Le Pen, el ministro "debería de dimitir, porque está admitiendo que el Estado percibe impuestos de personas que no tienen papeles". Le Pen considera que los cálculos que maneja el Gobierno no son fiables: "Nos dicen que en la hostelería y la restauración hay 100.000 clandestinos, pero que en toda Francia y en todos los sectores no superan los 350.000. ¿Cómo pretenden que nos lo creamos?".
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