Las disculpas de Benedicto XVI
Era necesario y justo pedir perdón a las víctimas de los abusos pedófilos realizados por miembros de la Iglesia católica en Estados Unidos. No sólo eso, sino que es imprescindible la reparación, cuestión difícil una vez que el daño se ha producido. Como siempre, la Iglesia llega tarde a la autocrítica, y lo hace de forma interesada, aprovechando la publicidad mediática de una visita de Estado del papa Benedicto XVI a Estados Unidos. Cuando durante años se ha pretendido mirar hacia otro lado desde las altas cúpulas eclesiales, cuando no se han querido investigar en muchas ocasiones los casos ocurridos en diócesis que han tolerado la impunidad de este tipo de delitos, poca credibilidad tiene el arrepentimiento oficial del Vaticano.
Suena bastante más a reclamo mediático que a voluntad firme de afrontar una autocrítica necesaria.
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