Rice apoya en Irak la ofensiva contra el radical Al Sáder
'The New York Times' acusa al Pentágonode infiltrar analistas en la televisión
La visita ayer a Bagdad de la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, es un claro apoyo al Gobierno pronorteamericano de Nuri al Maliki en su batalla política y militar contra el Ejército del Mahdi del clérigo chií radical Múqtada al Sáder. "El Gobierno ha tomado la decisión de perseguir a las milicias y está dispuesto a soportar las consecuencias. Tenemos una tremenda oportunidad política y hay que aprovecharla", dijo Rice tras reunirse con el primer ministro Maliki y el presidente iraquí, Jalal Talabani.
El Ejército de EE UU mata a 12 milicianos en una incursión en Ciudad Sáder
Lo que está en juego es algo más que una batalla; lo que está en juego es demostrar a la opinión pública estadounidense en un año electoral que el nuevo Ejército de Irak empieza a estar capacitado para defender su país (y por lo tanto permitir una futura reducción de tropas estadounidenses). Pero la batalla real no va del todo bien. El Ejército iraquí fue incapaz de vencer la resistencia de los milicianos de Al Sáder tras cinco días de lucha en Basora a principios de mes. Tras el alto el fuego negociado por Irán, empezó una segunda ofensiva, menos frontal, que ha tenido más éxito: el Gobierno ha recuperado el control de partes de Basora.
Las tropas estadounidenses apoyan este esfuerzo de manera visible. Ayer hicieron una incursión en Ciudad Sáder, un vasto arrabal de Bagdad donde viven más de un millón de personas y es fuerte del clérigo radical. Cerca de 40 milicianos murieron. La incursión se produce horas después de que Al Sáder amenazara con declarar la guerra total al Gobierno de Maliki.
En el norte, tropas estadounidenses e iraquíes han lanzado operaciones conjuntas en Mosul, considerado un reducto urbano de Al Qaeda en Irak. Maliki aseguró a Rice que la batalla entraba en su fase final. El presidente Talabani fue más optimista aún: "Vivimos una primavera iraquí".
Mejora en cambio el frente político. El vice presidente suní Tariq al Hashemi, enemigo de Maliki, firmó ayer una declaración conjunta con Talabani (kurdo) y el otro vicepresidente, el chií Abdil Abdul-Mahdi, de apoyo a la ofensiva gubernamental sobre Basora, rica en petróleo y clave para la exportación.
La breve visita de Rice a la ultraprotegida Zona Verde de Bagdad no fue anunciada, como de costumbre, por motivos de seguridad. Después de cinco años de la invasión estadounidense para derrocar a Sadam Husein, la Casa Blanca sigue empantanada en una guerra que no tiene fin. Esa guerra, sus elevados costes en vidas y dinero, es y ha sido parte del debate político en EE UU. La batalla en la retaguardia también ha sido dura.
El diario The New York Times informó ayer de que el Pentágono infiltró desde 2003 a decenas de analistas militares en los medios de comunicación "para moldear la cobertura mediática de la lucha antiterrorista".
El diario sostiene que el Pentágono colocó en radios y televisiones a militares jubilados que por su experiencia tenían autoridad para opinar sobre asuntos de defensa y seguridad nacional.
El periódico asegura que "la mayoría de los analistas tienen vínculos con contratistas militares con intereses en las mismas políticas de guerra que debían evaluar. (...) Estas relaciones de negocios casi nunca se divulgan a los televidentes", continúa el diario. Muchos de esos analistas están relacionados con las más influyentes empresas de defensa del país y representan a más de 150 contratistas, sea en calidad de consultores o de miembros de sus juntas directivas.
En declaraciones al Times, un portavoz del Pentágono, Bryan Whitman, defendió a los analistas al decir que ellos sólo han dado información sobre la guerra.
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