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CÁMARA OCULTA
Columna
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Nuestros raros vecinos

Esta visita anual que nos hacen los vecinos europeos con su cine son buena cosa, aunque al ser tan discreta llama poco la atención. La asistencia a las proyecciones de películas europeas que esta semana se han dado en los cines Princesa de Madrid no ha sido multitudinaria, aunque sí superior a la del año pasado. El programa es una iniciativa de la European Film Promotion, que circula de país en país con el gracioso lema Ven a ver qué hacen los vecinos. Un esfuerzo que, sin embargo, no logra calar en el criterio de los espectadores a la hora de consumir películas. En Europa cada cual se encierra en su piso para ver películas americanas. Seguimos sin saber gran cosa del cine que hacen los estonios, checos, eslovenos, búlgaros, griegos o suizos..., películas que nada tienen que envidiar a las de aquí.

Duro lo tiene el cine europeo en el empeño de que sus propios países se intercambien películas. Para el espectador común, los actores, directores o guionistas de una película extranjera que no sea americana resultan desconocidos por muy buenos que sean, sus lenguas suenan raras, sus temas a veces ajenos, y rara vez nos encontramos ante una obra imprescindible. Sin embargo, en Madrid ha habido ocasión de ver algunas bastante buenas, entre otras La clase, sorpresa de Estonia, que algunas similitudes tiene con Cobardes, la última de Corbacho y Cruz; la checa Envases vacíos, del mismo director de Kolya, que en 1996 ganó el Oscar al mejor filme no hablado en inglés; la francesa Un secreto, del veterano Claude Millar; la búlgara El guardián de la muerte, elegida como clausura del ciclo... Cada una de estas películas tiene méritos para ser apreciada por el gran público. Pero ¿qué distribuidor puede hincarles el diente si ya cuesta dios y ayuda levantar las películas europeas que consigue estrenar? A pesar de que en cada país europeo haya salas que reciben ayudas para la promoción de filmes de vecinos continentales, los exhibidores deben gastarse además un potosí en promocionarlos. Y ya sabemos que las teles sólo promocionan gratis las grandes películas americanas, y que las revistas sólo dedican portadas a las estrellas de Hollywood. Una pena.

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