Una multitud vitorea al Pontífice
Más de 9.000 personas reciben a Benedicto XVI en los jardines de la Casa Blanca
Benedicto XVI es casi un desconocido para el público estadounidense, pero tiene la bendición de más del 50% de los ciudadanos de ese país (el 70% entre los católicos), según el último estudio del Foro Pew sobre religión, mientras que George Bush vive sus últimos días en la Casa Blanca con uno de los índices de popularidad más bajos de la historia presidencial de Estados Unidos, un 30%.
El Papa fue recibido ayer en los jardines de la Casa Blanca por más de 9.000 personas, lo que convierte esta ceremonia de bienvenida en una de las más multitudinarias jamás realizadas en la residencia presidencial.
Más del 50% de los estadounidenses tienen una opinión favorable del Papa
La visita a Estados Unidos del jefe de la Iglesia católica será decisiva en su definición como Papa. Y Bush está ayudando a ello. Hay quien dice que el presidente, protestante hasta la médula, es un católico que "no ha salido del armario". Incluso Rick Santorum, ex senador republicano, ha asegurado que el mandatario número 42 de la nación "es el primer presidente católico, mucho más católico que John Kennedy", que vivió su fe más como una carga que como una bendición.
Desde que tocó suelo estadounidense -hacía nueve años que un Papa no visitaba el país y 29 la Casa Blanca-, Bush se ha desvivido por agasajar al Papa. No sólo fue a buscarle al aeropuerto y le acompañó hasta la nunciatura -normalmente los visitantes hacen el viaje solos-, sino que la noche de su llegada le ofreció una cena en su honor en la que además se celebró el 81º cumpleaños de Ratzinger. Amablemente, Benedicto XVI declinó la invitación alegando que no sería adecuado.
Mientras en la Casa Blanca se levantaban copas en su honor y se brindaba por su cumpleaños, el Papa se unía en oración con los obispos católicos.
La imagen del pontífice está asociada para muchos a la palabra ortodoxia. A pesar de ser eso cierto, sus tres primeros años en el Vaticano han dejado ver que no es el áspero partidario de la disciplina que algunos seguidores esperaban y los críticos temían. Como explica John Allen, columnista del National Catholic Reporter, "si se para a un ciudadano católico medio en la calle puede que sólo diga tres cosas sobre Ratzinger". Estas tres certezas serían: "Que parece más abierto de lo que esperaban; que se metió en problemas con los musulmanes por unas declaraciones, y que lleva zapatos rojos de Prada". Allen puntualiza que han acertado en todos menos en uno de los tres puntos. Como todos los que han sido papas en los últimos 50 años, el actual pontífice lleva zapatos rojos, pero fabricados a mano por su propio zapatero, nunca Prada.
Que Benedicto XVI, tímido académico bávaro, sea conocido por haber sido el guardián de la moral y la doctrina vaticanas -palabras no muy sugerentes- ha hecho que el público sintiera cierto rechazo hacia su persona, sobre todo cuando se le compara con su antecesor, Juan Pablo II. Pero como dice Greg Erlandson, editor del semanario católico de más tirada de Estados Unidos, Our Sunday Visitor, "si las cámaras recogen la intensa mirada que desprenden sus ojos marrones y la gente escucha de verdad sus palabras, Benedicto XVI se convertirá en su papa-estrella favorito".
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