Elogio de la empatía
"Podéis hablar mientras cambio la cuerda". Micah P. Hinson se tomaba tiempo en sustituir el cordaje roto de la guitarra y el público debatía si eso era su encantador amateurismo o una ofensa a las 1.000 personas que pagaron entre 17 y 20 euros.
Disculparle dependía más de la capacidad de empatía del espectador que de otra cosa. Al fin y al cabo, ese tejano de 27 años con cara de pillo, no es más que un doliente cantautor desconocido en su país (cuando dijo: "Gracias, si no fuera por vosotros tendría que volver a limpiar servicios", no era un chiste). España es de los pocos lugares donde su culto, gracias al boca a boca, le permite una gira de 10 fechas en locales de aforo mediano.
Micah P. Hinson
Sala Heineken. Madrid, 14 de abril.
Micah P. Hinson, guitarra y voz, Nick Phelos, batería, banjo; Justin Cope, teclado, bajo.
Con un traje negro y corbata blanca, fumando sin parar, mira asombrado. Nadie le ha explicado que sus canciones a medio camino entre Johnny Cash y Nick Cave, su voz rasgada y profunda que tanto recuerda a Tom Waits, y sus letras sobre amores imposibles poseen una belleza hipnótica.
Pero sobre el escenario, en formato trío, reducidas a un esqueleto básico, pierden algo de magia. Hinson, solo o con sus dos compañeros, avanza a trompicones. Durante casi dos horas su desgarrada forma de interpretar acaricia por momentos un clímax que se aleja por culpa de largas pausas para afinar, fumar o contar anécdotas de su azarosa vida y su mala suerte (el día anterior le habían robado en Sevilla el pasaporte y la medicación para su dañada espalda). Por cada momento de brillantez hay un brusco frenazo. Largos segundos de tedio. A cualquier otro no se lo hubieran permitido. Pero todo es cuestión de empatía. Y en la sala había mucha. Cuando se retiró los aplausos fueron atronadores. Y Hinson volvió a interpretar This old guitar, de John Denver, la canción que durante años fue lo único que tuvo en común con su padre. Y cantó Esta vieja guitarra es mi vida y mi sustento lleno de ternura y gratitud.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.