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"Prefiero que destruyan la obra"

El artista Andrés Nagel exige en un juzgado de Bilbao que el Ayuntamiento de Amorebieta no cambie la ubicación de una de sus esculturas

El artista Andrés Nagel (San Sebastián, 1947) recibió en 2002 el encargo del Ayuntamiento de Amorebieta de crear una escultura de grandes dimensiones para la plaza central del pueblo, una rotonda junto al parque Zelaieta, en la que confluyen las calles más importantes del núcleo urbano. Nagel ha recurrido a la justicia para defender su derecho a que la obra, una pieza fundida en bronce, de ocho metros de altura, no sea retirada del lugar para el que fue específicamente construida, como pretende ahora el Ayuntamiento para abordar la reforma urbanística de la zona. Hoy se celebrará el un juzgado de lo Mercantil de Bilbao la vista oral por la demanda presentada por el artista contra el Ayuntamiento de Amorebieta por planear el traslado de la escultura sin su consetimiento. "Prefiero que destruyan la escultura a que cambie su ubicación. La obra está pensada para ese lugar concreto", defiende Nagel.

La pieza fue creada por encargo del Ayuntamiento hace sólo cinco años

El último trámite antes de la apertura del juicio esta mañana reunió ayer junto a la escultura objeto del litigio a las partes enfrentadas para realizar un reconocimiento del lugar. Ante el juez Edmundo Rodríguez Achútegui, Nagel defendió que la escultura fue realizada atendiendo a "las proporciones del perímetro, a los volúmenes y los vacíos" que rodean la plaza. "Está pensada como el punto de origen del desarrollo urbano de Amorebioeta. Es una señal al peatón, como un guiño para captar su atención", explicó. El abogado del Ayuntamiento, Félix Mercado, argumentó que la zona está afectada por un proyecto de reurbanización, aún sin aprobar, que obliga a retirar la escultura para trazar un carril-bus, entre otros cambios. El letrado explicó que el proyecto que ha ganado el concurso de ideas para la reforma urbanística pretente reforzar el carácter de centro urbano del lugar donde se colocó la escultura de Nagel, y unificar la zona utilizando un mobiliario urbano y un pavimento similar al que ya existe junto al teatro municipal. El abogado del Ayuntamiento señaló al juez desde distintos puntos de la plaza que la reforma aspira a conectar la casa consistorial, a pocos metros de la plaza, con el parque colindante y el centro cultural Zelaieta. La obra de Nagel, en el centro de la glorieta, en su opinión, dificulta la conexión.

El Ayuntamiento de Amorebieta ha cambiado de criterio sobre la escultura de Nagel en menos de cinco años, un plazo en el que la corporación municipal vivió una fuerte convulsión. El referéndum sobre la central energética de Boroa dividió al PNV local. La alcaldesa Begoña Azarloza y la mayoría de los concejales aceptaron celebrar la consulta, en contra de la dirección de su partido. De aquel equipo, el mismo que aprobó la compra de la obra de Nagel, no quedó ni rastro tras las elecciones de 2003.

Ni un céntimo de indemnización

La escultura de Nagel fue rapidamente bautizada en Amorebieta como la patata, por su carácter amorfo y su color. Ahora, un par de señales de tráfico dificultan la visión de la obra y la red que colgaba desde la parte superior está destrozada. Nagel lamentó ayer el estado de abandono de la obra, que refuerza su imprensión sobre el desinterés de las autoridades municipales por la pieza o por contar con su opinión sobre su futuro. El Ayuntamiento de Amorebieta pagó 180.000 euros por la escultura. Nagel quiere que la justicia reconozca que el traslado de la obra sin su consentimiento vulnera su integridad y defienda el valor del contrato firmado por el artista y el Ayuntamiento. La defensa de sus derechos de autor, una batalla en la que Nagel está muy implicado en sintonía con los postulados de Vegap, la sociedad de autores de los creadores visuales, es su único objetivo. No reclama ni un céntimo de indemnización, ni siquiera recuperar la obra.

El Juzgado número 1 de lo Mercantil, el mismo que resolvió la demanda presentada el pasado año por el arquitecto Santiago Calatrava contra el Ayuntamiento de Bilbao por alterar la pasarela Zubi Zuri, volverá a ser el encargado de dirimir el espinoso tema de los derechos de autor y el conflicto con el interés público.

En el caso del puente de Calatrava, el arquitecto reclamaba un indemnización de tres millones de euros en compensación por la alteración del proyecto original con la construcción de una conexión con los edificios diseñados por otro arquitecto de primera línea, Arata Isozaki. La sentencia desestimó la demanda de Calatrava al considerar que el derecho a la propiedad intelectual cede ante el interés general de los ciudadanos. El falló reconoció que el Ayuntamiento de Bilbao modificó de forma apreciable "una obra singular" sin consultar a su autor, pero dio primacía a su función pública, a su uso como puente. El juez criticó que el Ayuntamiento no hubiera realizado "el mínimo esfuerzo" para alcanzar un acuerdo con Calatrava.

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