Los consejeros de ERC callan ante Baltasar pese al rechazo de Puigcercós al trasvase del Segre
Esquerra Republicana puso ayer en práctica su nueva estrategia sobre el trasvase del Segre en el Consell Executiu. Los consejeros de ERC presentes en la reunión de ayer -todos menos Josep Huguet, de viaje oficial en Marruecos- evitaron criticar frontalmente los planes del consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, para atajar la sequía. Las explicaciones del responsable de la política hidráulica de la Generalitat fueron escuchadas ayer por los consejeros de ERC sin que se oyeran grandes críticas, en la línea de lo ordenado el día antes por el secretario general del partido, Joan Puigcercós. Fuentes del Gobierno explicaron ayer que el silencio de estos consejeros obedeció a que "el PSC e Iniciativa ya saben que los republicanos están en contra del trasvase".
Esta estrategia fue definida por Puigcercós el pasado lunes tras la reunión que mantuvo con el presidente Montilla y los consejeros Baltasar, Saura y Carod Rovira. Fuentes de los asistentes a la reunión aseguraron ayer que Puigcercós garantizó el apoyo de los consejeros de ERC a las medidas que deba tomar el Gobierno. Estas fuentes, sin embargo, negaron que el secretario general de ERC amenazara con hacer oposición a estos proyectos desde el partido. Simplemente, no dijo nada.
Eso sí, algunas fuentes apuntan a Puigcercós como instigador, o como mínimo conocedor, de la iniciativa de 14 alcaldes republicanos de las comarcas del Ebro contra el consejero Baltasar.
Mas allá de los titubeos de ERC, para el conjunto del Gobierno catalán la palabra trasvase ha dejado de ser tabú. Si la propuesta de trasvase del Segre ya marcó un serio punto de inflexión en este asunto, todavía lo es más la aceptación tácita del proyecto del Gobierno central de llevar agua a Barcelona mediante la tubería por la autopista AP-7. Este proyecto no deja de ser un nuevo trasvase, pues está destinado a transportar agua del Ebro -la que sobra de la concesión que el Consorcio de Aguas de Tarragona compra todos los años a los regantes- hasta Barcelona.
Para transmitir la idea de que el Segre es la última opción que considera el Gobierno catalán, el Consell Executiu aprobó ayer el desembolso de 32 millones de euros para las obras de recuperación de pozos, sobre todo en el área de Tarragona, en el Maresme y el Vallès. La inversión también servirá para adaptar los puertos de Barcelona y Tarragona para que puedan recibir el agua de los 10 barcos que la transportarán desde Marsella y Carboneras.
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