Nueva Cultura del Agua no ve mal el trasvase del Segre
El debate sobre el agua tiene poco que ver con las urgencias. Eso cree, al menos, la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA), que hizo público ayer una nota en la que acepta la posibilidad de que, en caso de sequía extrema, Barcelona se abastezca de agua del Segre o del Ebro, en condiciones muy determinadas y siempre que se trate de una operación de carácter temporal. La FNCA está formada por especialistas en agua, sobre todo procedentes del mundo académico. Entre sus fundadores figuran Pedro Arrojo y Narcís Prats.
La FNCA se manifiesta, en general, contra los trasvases y recuerda que "si ahora existiese el trasvase del Ebro como lo concebía el Plan Hidrológico Nacional del año 2000" el río "no podría enviar ni una gota de agua a Barcelona y su área porque no tiene el caudal mínimo" que establecía el propio plan. El documento sostiene que la sequía actual "no tiene apenas precedentes y hay que considerarla como un fenómeno concreto y de baja probabilidad".
Bancos de agua
La solución pasa por la filosofía que subyace a la propuesta de bancos de agua, que el propio documento explica: "Se trata de utilizar un agua que igualmente sería captada del río y que ya no volvería (la mayoría evapotranspirada en los campos de cultivo) para darle otro uso, en este caso abastecimiento a poblaciones".
La toma del Segre sería aceptable si se garantizara "un caudal ambiental" y tuviera "una medida limitada en el tiempo". Por supuesto, nadie debería "salir perjudicado", lo que equivale a indemnizar a quien deje de utilizar el agua trasvasada. En cualquier caso, habría que tener en cuenta que se trata de una solución "de emergencia y temporal y que habría que restablecer las condiciones previas al trasvase" en cuanto se disponga de otras vías de abastecimiento.
Sobre la toma de agua desde el minitrasvase de Tarragona, el documento afirma: "La posibilidad de obtener hasta un metro cúbico por segundo no parece posible en el corto plazo de seis meses", pese a que hay experiencias "de construcción de 22 kilómetros de tubería en 28 días en la zona de Alicante en un periodo de extrema sequía". En cualquier caso, si se hiciera algo, debería ser desmontable y guardado bajo custodia para hipotéticos casos de futura sequía.
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