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Reportaje:

Argel replica a Gas Natural y Repsol

Las compañías españolas y la pública argelina Sonatrach echan leña al fuego del conflicto

Estamos listos para replicar y a hacer frente al desafío". El todopoderoso ministro argelino de Energía, Chakib Khelil, no se anduvo por las ramas cuando, el pasado fin de semana, fue preguntado ante las cámaras de la televisión estatal (ENTV) sobre la decisión de Gas Natural de llevar a la Audiencia Nacional su guerra con Sonatrach, el mastodonte público argelino.

"Nos hemos enterado a través de la prensa", se lamentó el ministro. Días después el diario Cinco Días, el que reveló el contencioso administrativo presentado por Gas Natural, dio otra mala noticia a Khelil: Repsol hacía causa común con la empresa gasística.

Ambas compañías han recurrido el levantamiento por el Ministerio de Industria de las restricciones que impuso la Comisión Nacional de la Energía a la participación (36%) de Sonatrach en el gasoducto Medgaz ahora en construcción entre Orán y Almería.

El incremento de la tensión energética con Argelia no perjudica a las demás empresas españolas que logran pingües contratos con el Estado

En total eran ocho requisitos, algunos muy drásticos, como la facultad de revocar los acuerdos aprobados por la junta o el consejo de Medgaz en el que están representados, además de Sonatrach, Iberdrola y Cepsa (con el 20% cada una) y Endesa y Gaz de France (12% cada una).

Con esa iniciativa, Repsol y Gas Natural han abierto un nuevo frente en guerra que desataron hace años con Sonatrach. "Su objetivo es presionar en Medgaz para lograr avances en otros escenarios", señala un consultor que sigue esos conflictos energéticos.

El primero de los frentes, abierto desde 2005, es el del precio del gas que Argelia suministra a Gas Natural a través del norte de Marruecos y el Estrecho. Sonatrach quiere subirlo un 20%, lo que, según sus cálculos, supondría un aumento del 6% para el consumidor, pero su cliente español se niega a ello.

El segundo de los frentes se calentó el año pasado cuando Sonatrach rescindió el megacontrato firmado en 2004 con las dos principales compañías energéticas españolas para la explotación del yacimiento de Gassi Touil.

Estas empresas lo ejecutaban, según los argelinos, "a paso de tortuga" asustadas por el encarecimiento de los precios de las regasificadoras que mermaban la rentabilidad del proyecto. El contencioso está ahora sometido a un arbitraje internacional.

Sonatrach se hizo cargo del yacimiento, pero se queja, mediante confidencias filtradas a la prensa argelina, del "lamentable" estado en el que lo heredó. Por culpa de las compañías españolas no podrá cumplir el compromiso de empezar a exportar gas licuado, sobre todo a Estados Unidos, a partir de finales de 2009.

La relación energética hispano-argelina está cada día más emponzoñada, pero esta tensión con Sonatrach y con el propio Khelil no repercute sobre las empresas españolas que hacen pingües negocios con el Estado.

2007 fue un año fasto y el primer trimestre ha sido aún mejor. A OHL se le adjudicó, por ejemplo, la construcción del centro de convenciones de Orán por 400 millones de euros; a Befesa, una desaladora por 195 millones; Sener se encargará de la ingeniería de cinco torres del control aéreo y numerosas empresas modernizan los ferrocarriles argelinos.

Petroleras y empresas de gas españolas participan en distintos yacimientos, en la imagen el de ORD, en Argelia.
Petroleras y empresas de gas españolas participan en distintos yacimientos, en la imagen el de ORD, en Argelia.

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