El Canto del Loco calienta motores
La banda madrileña comienza en El Ejido su gira más multitudinaria
El martes pasado los componentes de El Canto del Loco volvían, un año y medio después, a sentir un hormigueo por el estómago. "Ahora, sí que sí", pensaron. Los cuatro se miraron fijamente y prepararon sus bolígrafos. Enfrente, 3.000 personas abarrotaban la plaza de Felipe II de Madrid. Nadie iba a irse a casa hasta que todos los discos estuvieran firmados. "Nos pasamos siete horas allí sentados", recordaba ayer el cantante y compositor Dani Martín, de 31 años, mientras hojea una revista en la cafetería de un hotel de El Ejido, en Almería. Dani estaba escoltado por sus compañeros de grupo recién levantados de una siesta de dos horas. "Es sagrada", decían. Todos de acuerdo.
Ese sacro descanso fue uno de los pocos momentos que El Canto del Loco tuvo ayer de tranquilidad en El Ejido, donde empezaron la que será una de las giras más multitudinarias de este año. Se acaba la paz. "A currar", dice de repente el batería Jandro Velázquez, de 34 años, mientras sale de la cafetería. En la puerta del hotel, Raquel y Patricia, de 13, se abalanzan sobre ellos. Lo mismo hacen las 10 niñas que llevan toda la tarde montando guardia. Ellos se hacen las fotos de rigor y ponen rumbo al auditorio. Minutos después, mientras Dani se come una manzana sobre el escenario -otro pequeño momento de tranquilidad-, Raquel y Patricia peinan su propio pueblo en busca de entradas para la noche. No hay suerte. Todas se habían agotado en dos horas. "Estos primeros conciertos son como un calentamiento", explica el bajista Chema Ruiz, de 30 años, "una puesta a punto. Llevamos sin tocar en directo desde hace un año y medio y estamos nerviosos". "Estamos cagados", precisaba Dani dos días antes en una rueda de prensa ante 100 periodistas y varias fans infiltradas.
Anoche sonó por primera vez su nuevo 'Personas' en directo
Ayer fue la primera vez que Personas, quinto trabajo del grupo madrileño después de tres años sin disco de estudio, sonó en directo. Sí, el grupo sigue provocando la histeria en adolescentes, pero tras diez años como banda dan un paso más. "Cantamos desde otro lugar", explica Dani mientras se sirve un gin tonic a diez minutos del concierto. "Hemos pasado de pantalla. En estas canciones hay mucha autocrítica, muchas inseguridades, miedos... pero desde el sentido más positivo. No nos arrepentimos de nada", asegura. "Aunque creo que lo mejor está todavía por llegar". Se oyen los gritos desde fuera. El grupo calienta la voz en el camerino. Se abrazan en circulo. Sus nuevos temas suenan más sinceros que nunca.
"Sois los primeros", dicen Dani a la media hora de concierto. Las 1.000 personas responden con gritos. Lo hicieron durante las dos horas y 48 temas del concierto de ayer. Una situación que se repetirá en las 50 ciudades que recorrerán hasta septiembre. Estrenarán canciones y escenario: habrá un titánico despliegue de luces y una pasarela de 10 metros, al estilo Stones, que situará al grupo en medio del público. Justo donde quieren estar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.