El trasvase del Ebro

Habrá trasvase del Ebro. De momento, en forma de "miniacueducto" (del Segre, afluente del Ebro, al Llobregat), pero lo habrá. ¿Alguien lo duda? Conviene recordar que en Cataluña gobierna (en coalición con partidos de izquierda nacionalista y radical) el PSC, que ha sido el auténtico ganador de las elecciones generales: 17 diputados más que el PP en Cataluña, cuando la diferencia final en el Congreso de los Diputados ha sido sólo de 15.

Dado, pues, que sin la aportación del PSC José Luis Rodríguez Zapatero no hubiera ganado las elecciones, parece difícil que se atreva a rechazar cualquier reivindicación del "partido-hermano" catalán.

Ahora bien, resulta sarcástico que quienes precisamente tanto hicieron por la derogación del trasvase del Ebro, tachándole entre otras lindezas de "atentado ecológico", se la envainen de forma tan escandalosa.

Y es que, ante la alarmante coyuntura de una Barcelona sedienta, los mismísimos próceres de la llamada "izquierda verde" catalana, en lugar de seguir defendiendo una "nueva cultura del agua" y la desalinización masiva, se han convertido al trasvasismo puro y duro.

Lo que antes era una práctica abominable, trasnochada y heredada del franquismo, se ha convertido por arte de birlibirlo-que en "captación temporal de agua", definición progre y ecolojeta de lo que toda la vida se ha llamado trasvase.

Salvadas las conciencias de algunos, ojalá se lleve a cabo, por el bien de Barcelona y Cataluña. Después será difícil justificar que a la España seca se nos siga negando ese agua que sobra o que se desperdicia en otros territorios, y que tanto necesitamos por estos lares.

A no ser que se argumente que sólo son merecedores de los trasvases de agua aquellos sitios donde no voten al Partido Popular, claro.