Comienza la gran matanza
Canadá abre la veda para la caza de 275.000 focas pese a la presión internacional
Las focas del Ártico han encontrado un inesperado aliado en las condiciones meteorológicas. El calentamiento ha hecho más débil la capa de hielo, lo que, por un lado dificulta las condiciones de apareamiento, alumbramiento y las primeras semanas de vida de los animales. Pero, por otro lado, los cazadores que el viernes empezaron a llegar a las zonas de cría se encuentran con el inconveniente de que no pueden acercarse a los animales: el cambio climático, una de cuyas primeras víctimas es la región que circunda el Polo Norte, hace que el suelo no sea tan seguro para los hombres que, armados con bastones, se acercan para acabar con las crías.
El Gobierno canadiense no ha querido, a pesar de las presiones ecologistas, modificar su plan de capturas. Éste fue fijado en 2006, y establece para este año una cuota máxima de capturas de cachorros de foca -los adultos son mucho más difíciles de atrapar porque huyen echándose al agua- de 275.000. La cifra representa la posibilidad de capturar 5.000 animales más que el año pasado, aunque es posible que este máximo no se alcance (el año pasado las capturas declaradas se quedaron alrededor de las 250.000).
Canadá afirma que ha dictado medidas más humanas para la matanza
Los ecologistas insisten en que es posible desollar al animal vivo
Hay varios motivos para este descenso. El primero, que las pieles más preciadas -las de los cachorros recién nacidos, que tienen una cubierta completamente blanca- están prohibidas tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea desde hace más de 20 años. Ello limita el interés económico de la cosecha. Además, países como Holanda y Bélgica han prohibido cualquier comercio de productos derivados de foca, una decisión que podría ser adoptada pronto por el resto de la UE.
Además, el pronto deshielo ha hecho que empiecen a flotar peligrosos icebergs alrededor del Ártico. Ayer, tres marinos murieron cuando su barco quedó atrapado entre masas de hielo flotante, informó Reuters.
Consciente de la mala imagen que tiene la matanza, el Gobierno canadiense afirma que ha establecido nuevas medidas para que la matanza sea lo menos dolorosa posible para los animales. En diciembre la UE emitió un informe en el que afirmaba que la captura con el hakapik (un bastón que acaba en un garfio con el que se da la puntilla al animal) puede ser una manera "rápida y efectiva que no les causa un dolor o estrés añadido".
El Gobierno de Canadá permite este método, pero también la caza con rifles u otras armas de fuego. Este sistema es rechazado por la UE, ya que afirma que un disparo que no sea definitivo puede hacer que el animal herido se refugie echándose al mar, con lo que morirá desangrado (o atacado por orcas u otros depredadores). Con ello no se conseguirá la preciada piel, y se prolongará la agonía.
La principal medida de este año fija que, si es posible, los animales sean desangrados y despellejados en sitios especiales para ello. Con ello se pretende evitar que haya casos en que el golpe sólo deje aturdido al animal, y que éste muera cuando es desollado.
Los ecologistas creen que esta medida es puro maquillaje. "Las llamadas nuevas reglas no suponen un cambio alguno en la manera en que las focas son masacradas", ha afirmado en un comunicado el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW en sus siglas en inglés). "Simplemente piden que el desangrado del animal se haga en un lugar concreto cuando sea posible", explican.
"Ahora que he visto las nuevas condiciones para las licencias de los cazadores, me he quedado sin palabras por su inoperancia", dijo la investigadora de IFAW Sheryl Fink. "El apilamiento de focas vivas y conscientes golpeadas con garfios metálicos en barcos todavía está permitido. No conozco a nadie que pueda decir que esto aumente la humanidad del método", añadió.
El Gobierno canadiense se defiende afirmando que el porcentaje de focas que se matan es pequeño (se calcula que entre las tres especies que se reproducen en el Ártico hay más de 5,5 millones de ejemplares). También insiste en que se trata de una práctica tradicional, "sostenible económica y ecológicamente". Una situación que, si el Ártico sigue perdiendo hielo cada vez antes, puede cambiar. En el comienzo de esta campaña, el calentamiento parece que está jugando a favor de los animales. Pero los ecologistas temen que, en años futuros, la tendencia se invierta.
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