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Barcelona tendrá agua de Almería y Marsella pero no del Ebro

El Gobierno descarta la toma del Segre y elige un envío 10 veces más caro

"Ni hay ni habrá trasvase del Ebro". La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, descartó ayer rotunda el trasvase del Segre (cuenca del Ebro, competencia del Gobierno) a Barcelona que prevé la Generalitat de Cataluña. El Gobierno sí enviará agua a Barcelona desde Tarragona, Marsella y hasta de Almería, cuyo precio será hasta diez veces mayor que el del trasvase del Segre.

Barcelona se va quedando sin agua. Los pantanos que la abastecen rozan el 20% y al consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, se le ha caído una de sus hipótesis de trabajo: un trasvase desde el Segre al Llobregat. El segundo depende de la Generalitat, pero el primero, afluente del Ebro, compete al Gobierno central.

Con su intento de trasvase, la Generalitat puso al Gobierno en una situación comprometida. Nada más llegar al poder, en 2004, derogó el trasvase del Ebro al Levante y optó por la desalación, incluida una en Barcelona. Y ahora, nada más ganar su segunda elección no quiere aprobar un trasvase de la cuenca del Ebro a Barcelona, al que se opone Aragón, pero también colectivos de Lleida y Tarragona. Las comunidades de Valencia y Murcia denuncian el agravio. Ayer, un portavoz de la vicepresidenta afirmó que carece de sentido que la Generalitat inicie las obras para llevar el agua de un río a otro.

Decenas de barcos

Ante ello, el Ejecutivo empezó ya a acelerar una segunda opción, provisional, pero más segura: el transporte de agua desde Carboneras (Almería), Tarragona y Marsella (Francia). En el primer caso, el agua procede de una desaladora que está infrautiliza. El coste del agua será de 10 euros por metro cúbico, según el primer director general del Agua del Gobierno del PSOE, Juan José López Martos, que derogó el trasvase del Ebro y que luego dimitió. El agua del Segre costaría un euro por metro cúbico, 10 veces menos que la de Almería. Y eso, sin tener en cuenta el impacto ambiental de la emisión de gases de efecto invernadero del transporte en barco. Cada barco lleva 20.000 metros cúbicos, lo que consumen 60.000 habitantes cada día, por lo que harían falta decenas de viajes.

En el segundo caso, procede de acuíferos que no se usan porque Tarragona se abastece del Ebro desde que se construyó el minitrasvase. La tercera vía será agua del Ródano captada en Marsella. Esta es la más problemática, ya que hay que potabilizarla.

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El Gobierno y la Generalitat tratan de aguantar hasta abril, cuando entre en funcionamiento la desaladora de El Prat. Por ahora, sólo tiene garantizado el abastecimiento hasta otoño.

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