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Francia investiga quién ayudó a morir a Chantal Sébire

La mujer tomó un potente barbitúrico de uso veterinario

El fiscal de Dijon (Francia), Jean Pierre Alacchi, ha confirmado lo que todo el mundo sabía: Chantal Sébire no murió por causas naturales sino debido a la ingesta de barbitúricos. Esta profesora de 52 años, madre de tres hijos, víctima de un tumor que le deformó el rostro y le causaba graves dolores, falleció el pasado 19 de marzo en su casa de Plombières, cerca de Dijon. Había pedido sin éxito que le ayudaran a morir. Pero la legislación francesa -como la española- no admite la "ayuda o incitación al suicidio". Así que ella misma buscó una salida para acabar con el sufrimiento. Ya ni veía ni olía. Tampoco conservaba ya el sentido del gusto.

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La autopsia ha revelado que la fallecida había tomado, junto a los tranquilizantes prescritos por su médico, pentobarbital, un barbitúrico de acción rápida que utilizan los veterinarios y que no está disponible en las farmacias. "En los jugos gástricos de la señora Chantal Sébire había una cantidad de pentobarbital tres veces superior a la que un humano puede resistir", explicó ayer Jean-Pierre Alacchi.

En su momento, la decisión judicial de proceder a la autopsia, trámite legal obligatorio, indignó al abogado de la familia Sébire. "Habría que cerrar el caso de la señora Sébire para abrir el de la eutanasia y convertirlo en un debate que afecte a toda la nación", sostiene Gilles Antonowicz. El abogado no quiere hablar de suicidio sino de "autoliberación" e insiste en el sufrimiento intolerable en medio del cual se veía obligada a malvivir la enferma.

Pero el fiscal de Dijon no está dispuesto a archivar todavía el caso. Primero debe aclararse cómo se procuró Chantal Sébire el pentobarbital. "No pierdo de vista la dimensión humana del caso, pero la justicia tiene que seguir su curso. No pretendo buscar un culpable a cualquier precio pero tenemos que saber, porque así lo exige la ley, qué pasó".

El primer ministro francés François Fillon, en medio de la conmoción de la muerte de la profesora, pidió que se revise la ley de la eutanasia para dictaminar si hay que ampliar sus supuestos. Una encuesta reciente asegura que nueve de cada diez franceses son partidarios de la eutanasia activa.

Chantal Sébire en su domicilio, cerca de Dijon (Francia), días antes de morir.
Chantal Sébire en su domicilio, cerca de Dijon (Francia), días antes de morir.AFP

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