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Los radicales chiíes intentan derrocar al Gobierno iraquí

Las milicias de Al Sáder sabotean uno de los mayores oleoductos de Basora

El primer ministro de Irak, el chií Nuri al Maliki, lanzó un ultimátum el miércoles contra las milicias chiíes del clérigo Múqtada al Sáder. O las milicias de Al Sáder, conocidas como el Ejército del Mahdi, deponen las armas en 72 horas o se enfrentarán a "severos castigos". El ultimátum vence hoy pero los hombres de Al Sáder dejaron claro ayer que su objetivo es derrocar al Gobierno. El Parlamento, por su parte, ha convocado hoy una sesión extraordinaria para buscar una solución.

Las milicias atacaron ayer en Basora uno de los dos principales oleoductos de la región. Irak exportó en febrero un millón y medio de barriles desde ese puerto. Durante los días que se tarden en repararlo, al menos tres, las exportaciones pueden verse reducidas en un tercio.

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El pulso que le están echando las milicias de Al Sáder se dirime en la arteria principal del país, ya que la industria petrolera genera el 80% de los ingresos de Irak. Es la primera vez desde 2004 que resulta interrumpido el transporte de petróleo de Basora en uno de sus principales oleoductos.

En Bagdad, miles de chiíes seguidores del clérigo Al Sáder se manifestaron ayer en la barriada bagdadí de Ciudad Sáder, bautizada así por sus propios vecinos en honor al padre del clérigo Sáder, asesinado por el régimen de Sadam Husein. "Queremos que se vaya Al Maliki. No representa a la gente. Representa a Bush y a Cheney", declaró un vecino del barrio que dijo llamarse Abú Alí.

Horas después de que terminara la manifestación chií, en otro barrio de Bagdad hombres armados secuestraron a Tahsin al Shaijali, el portavoz civil del principal plan de seguridad iraquí conocido como Aplicamos la Ley. El grupo de secuestradores rodeó la casa de Al Shaijali, irrumpió en el edificio, en medio de un intenso tiroteo y se llevaron al portavoz del plan de seguridad después de desarmar a sus guardaespaldas.

El plan Aplicamos la Ley, puesto en marcha en febrero de 2007 por el primer ministro, Nuri al Maliki, era el proyecto del Gobierno para implantar algo de estabilidad en el país. Pero ayer mismo, los enfrentamientos entre la milicia de Al Sáder y el Ejército iraquí causaron 45 muertos en la ciudad de Kut, unos 170 kilómetros al sur de Bagdad. Esta batalla brotó el martes, un día después de que los hombres de Al Sáder iniciaran sus ataques en Basora. Desde el martes, en que el Gobierno iraquí decidió poner freno al levantamiento, han muerto en Irak 130 personas.

El general Abdul Aziz Mohamed, jefe de las operaciones militares del Ministerio de Defensa en Basora, declaró: "La operación continúa y continuará hasta que Basora esté libre de criminales". Un habitante de Basora lamentó el infierno en que se ha convertido la segunda ciudad del país. "No hemos visto nada igual desde que las tropas extranjeras llegaron en 2003", añadió.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, declaró ayer en Dayton (Ohio): "El primer ministro Al Maliki ha tomado una decisión valiente. Al perseguir a los grupos ilegales de Basora demuestra su liderazgo y su compromiso para hacer cumplir la ley de forma imparcial".

Bush expresó su convicción de que desde la invasión de Irak, en abril de 2003, la situación ha mejorado, a pesar de las decenas de miles de iraquíes muertos, los cuatro mil soldados estadounidenses caídos y los 320.000 millones de euros invertidos en la guerra. "Hay cambios poco visibles como algunas leyes que están siendo aprobadas y que suponen signos de normalidad. Este progreso no es glamuroso, pero es importante", indicó.

Una columna de humo sale de la Zona Verde tras un ataque con granadas de mortero, ayer en Bagdad.
Una columna de humo sale de la Zona Verde tras un ataque con granadas de mortero, ayer en Bagdad.EPA

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