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Olores, objetos y textos para evocar el universo de Rodoreda

Una exposición recrea la atmósfera que hay en sus obras

Un tenue olor a antigua droguería, a aceites y jabones, recibe al visitante de la exposición Mercè Rodoreda. La mort de la innocència y le remite enseguida a las desventuras de "la Colometa" en La plaça del Diamant.

El efecto no es casual. Busca que la exhibición, que abre hoy sus puertas hasta el 15 de junio en el Palau Robert, resulte de lo más evocadora y consiga recrear mediante olores, sonidos, textos y objetos la atmósfera que un lector cualquiera podría construir en su interior mientras se adentra en cuatro de las obras que escribió Rodoreda: La plaça del Diamant, La mort i la primavera, Mirall trencat y Quanta, quanta guerra.

La experiencia en el Palau Robert busca suscitar el interés de futuros lectores

Como explican los organizadores, esta experiencia no busca sustituir a la lectura, sino suscitar el interés de aquellos que todavía desconocen el universo de la autora barcelonesa y despertar el recuerdo en los que ya han leído sus obras.

La selección de títulos no es baladí. Las cuatro obras narran la historia de personajes que pierden la inocencia de manera traumática y hacen un pacto para sobrevivir o no, como explicó ayer Marina Gustà, la comisaria de la exposición, que se enmarca en los actos de conmemoración del Año Rodoreda.

Pero la exhibición no se queda en un aperitivo de las cuatro obras, sino que busca romper determinados estereotipos que asocian a la autora con personajes frágiles y poco espabilados. Una percepción que, en opinión de Gustà, no se ajusta a la realidad.

La primera de las salas está centrada en La plaça del Diamant y propone un recorrido laberíntico que hace pensar en la tortuosa vida de su protagonista. El espacio recrea mediante a unos pocos elementos un palomar, en alusión a las aves que solía criar Natàlia y que servían a Rodoreda de elemento simbólico para ilustrar la evolución de la protagonista. El camino continúa por el espacio dedicado a La mort i la primavera, convertido en un bosque húmedo en el que cuelgan algunos fragmentos del texto.

Éste enlaza con el olor a flores, los compases de La traviata y el rumor de conversaciones banales que ambientan el jardín en el que se ha convertido la sala sobre Mirall trencat, presidida por una casa de muñecas que recuerda a la mansión de los Valldaura. Las imágenes de soldados en plena batalla despiden al visitante del Palau Robert. Para evocar Quanta, quanta guerra se ha escogido un espacio en forma de pasillo, como el camino que recorre su protagonista, Adrià, al intentar huir de la vida en las trincheras.

Sala dedicada a 'La plaça del Diamant' en la exposición sobre la obra de Mercè Rodoreda.
Sala dedicada a 'La plaça del Diamant' en la exposición sobre la obra de Mercè Rodoreda.CARLES RIBAS

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