Girona tampoco quiere molinos de viento
Los municipios ponen trabas a la instalación de 10 parques en el Empordà
En Girona sopla fuerte el viento y es bien conocida la tramontana ampurdanesa. Las rachas de más de 100 kilómetros por hora que soplan, a veces durante días seguidos, en el Empordà no han pasado desapercibidas por los promotores de parques eólicos. Sin embargo, desde el desmantelamiento del parque del Pení, en Roses, el verano pasado, no funciona ningún complejo eólico en toda la provincia. Varias asociaciones, entre ellas Eoliccat, sitúan Girona como una zona "óptima" para el desarrollo de este tipo de energía, considerada "limpia y ecológica". Pero la instalación de molinos de viento suscita un rechazo frontal en los pueblos receptores.
En Girona hay actualmente 10 parques eólicos proyectados, seis de los cuales cuentan con la autorización de la Generalitat y el resto está en fase de tramitación. Todos están paralizados por problemas técnicos, como falta de acuerdo entre compañías eléctricas, pero, sobre todo, por el freno de las administraciones locales, que se resisten a instalar un complejo eólico en el municipio. Los ayuntamientos coinciden en denunciar el gran impacto visual de los proyectos. Los alcaldes no rechazan la energía eólica en sí misma, pero opinan que se deberían situar en corredores de infraestructuras ya existentes. En este sentido, destaca la iniciativa del Ayuntamiento de La Jonquera, cuyo alcalde, Jordi Cabezas (CiU), aprobó una ordenanza que sólo permitirá poner molinos en un polígono industrial.
Uno de los parques con más oposición es el de Tramuntana, impulsado por la empresa Electravent, que prevé la instalación de 17 molinos de 120 metros de altura con una potencia de 22 MW en una zona montañosa entre Colera y Portbou, en pleno corazón de La Albera. El proyecto provocó una amplia fractura social en Portbou, con la creación de plataformas vecinales e incluso la elección de un nuevo alcalde en las pasadas elecciones municipales. El actual edil, Antoni Vega (PSC), se ha unido con el de Colera, Lluís Bosch (PSC), para hacer frente común contra el proyecto, que tiene todos los permisos excepto la autorización del consistorio. Entre Colera y Llançà (Alt Empordà) también hay otro parque previsto, el de Molinars, contra el que ha presentado alegaciones el alcalde de Llançà, Pere Vila (CiU), al considerar que los 13 aerogeneradores de 60 metros de altura perjudicarán "las vistas". Las plataformas contrarias a los parques de La Albera entregaron hace unas semanas más de 2.500 firmas pidiendo que el gobierno revise la implantación eólica en el Empordà.
También se han rebelado los municipios de Bellcaire, Albons, La Tallada, Viladamat y Ventalló contra el parque eólico proyectado por Endesa en la sierra de Ventalló. Al rechazo de los consistorios se suma el de los vecinos, que han creado la plataforma Salvem el Terraprim. Carles Gorbs, portavoz de la entidad, defiende el referéndum celebrado en Horta de Sant Joan (Terra Alta) y no descarta exigir que se realice una consulta popular en la próxima reunión que mantendrán con los alcaldes.
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