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La situación del País Vasco

Urkullu plantea a Zapatero un "acuerdo singular" que amplíe el autogobierno

Ibarretxe mantiene su empeño personal por el "derecho a decidir" de los vascos

Pedro Gorospe

El PNV tiene algunas tareas pendientes de arreglar en su casa. El partido se presentó ayer ante la militancia para celebrar el día de la patria vasca, el Aberri Eguna, con dos discursos que si no son antagónicos, lo parecen.

El lehendakari abrió el acto convirtiendo en un empeño personal el ejercicio del llamado derecho de decisión, mientras que el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, enarboló el discurso pactista con el Estado -como ya lo hicieron los presidentes que le precedieron en el cargo - y emplazó al jefe del Gobierno central, José Luis Rodríguez Zapatero, a un "acuerdo singular" que "dé un paso de gigante en el autogobierno".

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Consciente de que estaba dando un cambio de rumbo a la hoja de ruta de Ibarretxe, que se basa en que el Estado respete la decisión que adopte el pueblo vasco en referéndum, Urkullu se apresuró a advertir de que si hay posibilidades de obtener un buen acuerdo, el PNV firmará, pese a quien pese. Y entre los posibles críticos con su nueva apuesta citó a ETA, al sindicato nacionalista ELA, a su socio de Gobierno en el Ejecutivo autonómico, EA, y "a quien sea".

Una coletilla en la que pareció incluir al presidente de la ejecutiva de Guipúzcoa de su propio partido, Joseba Egibar, quien apenas dos días antes quiso condicionar un eventual pacto con Madrid a que Zapatero acepte el derecho a decidir. ELA y EA coinciden con Egibar en que el soberanismo es el camino político acertado.

El PNV, no obstante, debe lograr un acuerdo con el Gobierno central que al menos logre calmar las aguas internas. Por eso Urkullu advirtió a Zapatero de que no aceptará un "acuerdo cepillado". Aludía a unas polémicas declaraciones del entonces presidente de la Comisión Constitucional, Alfonso Guerra, quien en 2006 dijo que el Congreso había "se cepilló" el estatuto catalán y el plan Ibarretxe.

También el tiempo estuvo revuelto durante el acto. El granizo y el viento reinante parecían reproducir la tensión que se vivía en la primera fila de asientos, donde se acomodaban Urkullu, el lehendakari y Egibar.

Lo cierto es que la dirección del PNV ha comenzado a recuperar la iniciativa y un discurso propio, separándose del que mantiene el lehendakari, y lo ha hecho después de unas elecciones en las que se ha dejado 117.000 votos, ha perdido la mayoría en las tres provincias vascas y el PSE se ha hecho con la centralidad política.

Es lo que Urkullu definió como "un nuevo tiempo político" que surge de ese batacazo electoral, y que ayer empezó a alumbrar en un discurso en el que no citó ni una sola vez el concepto "derecho a decidir". También recuperó parte del mensaje de su antecesor en el cargo, Josu Jon Imaz, al condenar a ETA dos días después del atentado de Calahorra con una contundencia inusual. "Nos separa un abismo" de ETA, dijo, y "de quienes la aplauden y con su silencio la amparan, el que va de la democracia a la dictadura de las pistolas, de la libertad al terrorismo".

La oferta a Zapatero se produce en vísperas de su investidura como nuevo presidente del Gobierno y ante la perspectiva de la visita que tanto Ibarretxe como el máximo mandatario del PNV realizarán a La Moncloa al inicio de su nuevo mandato.

Además, apenas sí quedan cien días para que el lehendakari convoque el pleno del Parlamento vasco que anunció para junio y en el que, o bien se ratificaba un pacto con Madrid, o convocaba la consulta.

Ibarretxe, en cambio, no se movió ayer de su posición. En un breve discurso, que se basó en el manifiesto del PNV para el Aberri Eguna, mantuvo la consecución del ejercicio del derecho a decidir como un empeño personal para lo que queda de legislatura. Además se comprometió solemnemente ante los afiliados del partido a intentar que 2008 sea el año del "desbloqueo", el que consiga "una formulación democrática del derecho a decidir", porque ése va a ser, a su juicio, el objetivo político para el siglo XXI.

Para ilustrar que, como dice el manifiesto del PNV, "es el momento de dar el salto cualitativo como pueblo", recordó ante la militancia que Euskadi "nunca será una parte subordinada de España".

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y el <i>lehendakari</i>, Juan José Ibarretxe, en la Plaza Nueva de Bilbao durante la celebración del Aberri Eguna.
El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y el lehendakari, Juan José Ibarretxe, en la Plaza Nueva de Bilbao durante la celebración del Aberri Eguna.JESúS URIARTE

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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