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Crítica:DANZA | Compañía Nacional de Danza
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Oscuridades

Atrás quedaron las festividades mediterráneas de aquel Nacho Duato que se recreaba en la musicalidad y los colores de la tierra para construir piezas donde la danza en sí misma era el objeto coreográfico. Esa postura ha ido evolucionando hacia un tono oscuro y valiente, donde la danza sigue estando con igual rigor pero los cuerpos son usados como conductores de reflexiones sobre temas graves.

Herrumbre (2004) hurgaba en la naturaleza de la violencia y la recreaba. Hevel, su nuevo trabajo, va un paso más allá y habla de la muerte en el sentido menos coreográfico imaginable, inclinándose por la muerte violenta y cerrando toda posibilidad a la esperanza. Habla de la nada de nadas bíblica, de vanitas. Eso significa hevel en hebreo y curiosamente también designa el nombre de Abel, el primer asesinado de la historia.

Pero el referente religioso es mera metáfora porque aquí no hay salida. Un escenario en penumbras, una maquinaria negra y amenazadora que bloquea el espacio, un diseño sonoro perturbador y una sensación in crescendo de desasosiego y desesperanza, con esos cuerpos inertes, apilados y derrumbados, son los elementos de esta pieza difícil, aterradora y nada complaciente, montada con inteligencia y calculada frialdad.

En los antípodas se ubica Quintet (1993), de William Forsythe, que luce espléndida en los cuerpos de la CND. En apariencia sencilla, se trata de una complejísima composición coreográfica que ennoblece el gesto de mirar bailar. Abstracta y sugerente, es una cadena de pasos, veloces y virtuosos, con vestuario colorido, en la que sin embargo subyace una tristeza profunda, una emoción auténtica, procedente quizá de esa canción de Gavin Bryars, que en realidad es la voz de un mendigo que repite como una letanía apesadumbrada: "La sangre de Jesús todavía no me ha fallado". Cerró el programa la reposición de White Darkness, (2001), otra pieza oscura de Duato, aunque decididamente emotiva, que habla de una asesina moderna, la cocaína que sepulta a sus consumidores. Bailada por una compañía de altísimo nivel completamente entregada, la obra fue equilibrado complemento para esta intensa velada.

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