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Entrevista:JOSÉ VICENTE GONZÁLEZ | Presidente de la CEV

"Es tiempo de consensos entre todos"

Miquel Alberola

José Vicente González (Valencia, 1946) es optimista respecto a la desaceleración económica. Aunque el empresario por definición es optimista porque "siempre está haciendo apuestas de futuro", la demanda que está experimentando su propia empresa de maquinaria en el extranjero le reafirma esa positiva percepción. Su llegada a la presidencia de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) en 2005 imprimió un nuevo rumbo a una organización a menudo utilizada como instrumento o comparsa de intereses políticos, aportándole equidistancia, aunque no neutralidad, y, sobre todo, profesionalidad.

Pregunta. Estábamos en la gran oportunidad que significaba la globalización y el horizonte se ha llenado de relámpagos.

"Hay que ir a negociar con voluntad de llegar a acuerdos"
"Son mucho peores las percepciones que la situación económica"
"El sector industrial no puede absorber los parados de la construcción"
"El principal problema es la crisis financiera internacional"
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"Vamos a continuar trayendo inmigrantes, pero de otra manera"
"Se necesitan medidas de choque para fomentar ahorro e inversión"

Respuesta. Ahora estamos en un período claro de desaceleración que, como era previsible, acaba contagiando a los países que no participaban del modelo económico causante y a la economía real. Eso complica más la globalización.

P. ¿La situación económica es tan grave como la pinta el PP o tan esperanzadora como la presenta el PSOE?

R. Es complicada. Pero el problema son las percepciones. Si comparamos los datos objetivos con la percepción que tienen los empresarios, son mucho peores las expectativas que la situación. Hemos cerrado 2007 con un crecimiento del 3,8%, aunque lo hemos acabado con el 3,5 y, según los especialistas, este año estaremos en el 2 o quizá más. Como promedio está bien.

Luego, hay cuestiones que afectan a la economía. Una de las cifras malas es la inflación. Y el principal problema es la crisis financiera internacional, por la que los bancos españoles tienen muchas dificultades para financiarse en el exterior y, por tanto, crean problemas para la financiación de las empresas. Si eso no se resuelve, los problemas se van a agravar.

P. ¿Los bancos deberían hacer un esfuerzo para evitarlo?

R. Lo están haciendo, pero también tienen una reducción crediticia en el sistema financiero internacional, que está sobreactuando con respecto a España porque la crisis financiera tuvo un origen inmobiliario en los Estados Unidos y en España el sector es muy importante. Y ni de lejos es lo mismo.

P. ¿El antagonismo de PP y PSOE en el análisis de la situación complica más la situación?

R. Pasadas las elecciones toca formar gobierno y ponerse a trabajar. Es tiempo de consensos entre todos, los dos principales partidos españoles, los empresarios y los sindicatos, las administraciones autonómicas y el Gobierno... Es tiempo de debatir, de defender las posiciones de cada uno, pero con la voluntad de llegar a acuerdos. No podemos perder el tiempo.

P. Francisco Camps acaba de romper relaciones con el Gobierno central. ¿Debe seguir siendo el ariete de la oposición o ejercer de presidente del Consell?

R. Estoy convencido de que el presidente, por encima de todo, piensa que tiene que defender aquello que interesa a los valencianos. Entre los temas que se tengan que abordar, está también el de la financiación autonómica. Hay que hacerlo de nuevo con espíritu de consenso. El Gobierno debe convocar a las comunidades y hay que acudir a la mesa de negociaciones con el propósito de llegar a acuerdos. En los temas fundamentales toca consenso. Y en los que no son tan a corto plazo también.

P. Por ejemplo...

R. La educación. Reformas en el sistema educativo hemos hecho no sé cuántas, pero los datos del informe Pisa son demoledores. Hay que sentar las bases de un nuevo sistema educativo porque ese es el fundamento de ser productivos. Hay un tema que a los empresarios nos preocupa mucho: la formación profesional. Si no tenemos a gente bien formada no vamos a poder producir bien y mantener nuestro estado de bienestar. Y lo primero que hay que hacer es dignificarla, no puede ser el destino de los que no sirven para ir a la universidad.

P. ¿Qué otros retos no hay que descuidar?

R. Los analistas explican que la situación va a remontar, pero no sabemos si la desaceleración va a ser sólo cuestión de 2008, 2009... Por lo tanto, se necesitan medidas de choque. Nosotros vamos a presentarle al Gobierno a través de CEOE una serie de medidas que, con consenso, habría que adoptar a corto plazo. Por ejemplo, medidas fiscales para fomentar el ahorro y la inversión, además de mantener el equilibrio presupuestario.

Y algo habrá que hacer con el sector de la construcción. La obra pública es una opción, pero no genera tano empleo directo e indirecto como la construcción residencial. Hay que tomar muchas medidas de apoyo, tener suelo disponible y medidas fiscales para evitar que se pierdan puestos de trabajo. Además, tenemos el problema de la productividad, el de la energía...

P. ¿Nuclear?

R. Hay que ir sin complejos, buscar el mix de energía que nos convenga más: hidráulica, nuclear, petróleo, renovables...

P. ¿Hubo que haber hecho algo para evitar la concentración de la construcción?

R. No se trata tanto de limitar aquello como de poner el énfasis en lo otro, ya que aquello funcionaba solo.

P. ¿Qué futuro le espera a la manufactura teniendo en cuenta que en la Unión Europea se han perdido un millón de puestos de trabajo desde 2000?

R. Se han perdido y no ha pasado nada. Si se hubiesen cumplido todos los vaticinios de los que decían que no podríamos ser competitivos con los chinos y con los indios, habría que multiplicar esa cifra por mucho. Tenemos el ejemplo del calzado. Me llevé una gran alegría al ver que el sector del calzado, que tradicionalmente ofrecía sus resultados en millones de pares, pasaba a darlas en millones de euros.

En ese transcurso, claro, se han perdido puestos de trabajo, pero ahora tenemos un sector que se ha adaptado razonablemente a la situación. Lo que no podemos es empeñarnos en hacer alpargatas para competir con los chinos. Hay otros mercados y pagan más la calidad y el diseño. Pero no seremos una comunidad próspera si no tenemos cualificación.

P. El paro aumenta más aquí que en el resto de España. ¿No serían necesarias medidas que atendiesen a nuestra identidad económica?

R. Siempre la Comunidad Valenciana se ha adelantado a lo bueno y a lo malo. Cuando las cosas han ido bien, aquí iban mejor; cuando han ido mal o regular, aquí, peor. Eso es fruto de nuestra estructura económica. Sabiendo que es así, habría que hacer un esfuerzo para evitar que se pierdan puestos de trabajo y que los que se pierdan se puedan recolocar.

P. ¿El sector industrial tiene capacidad de absorber los parados de la construcción?

R. No. Ni por cantidad ni por cualificación. Vamos a tener mayores tasas de desempleo el próximo año, aunque a lo mejor tengamos el mismo empleo y no seamos capaces de generar nuevos puestos para el aumento de la población activa.

P. ¿El empresario ha tenido la sensación de que sobraran inmigrantes?

R. Me parece inmoral, lo diga quien lo diga, más allá de las consecuencias económicas, y en un país como el nuestro que ha sido tradicionalmente emigrante me parece una inmoralidad doble. Los emigrantes han supuesto una aportación decisiva a nuestra economía, han contribuido a sanear las cuentas de la Seguridad Social y han cubierto puestos cuando nosotros no teníamos gente que lo pudiera hacer.

¿Eso quiere decir que es una política sostenible en el tiempo? No. Los sistemas económicos dan para lo que dan y hace falta mucho más rigor. Y vamos a continuar trayendo inmigrantes, pero de otra manera. Dando formación en sus países de origen para que vengan formados y en el número que necesitemos.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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