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Reportaje:

Del comunismo al capitalismo

El Macba evoca con metáforas poéticas el salto ideológico de Europa oriental

Antes de 1991, año de su independencia, Lituania sólo había sido una república autónoma entre 1918 y 1940, años en los que estableció su primera embajada en el imponente edificio de Villa Lituania en Roma. El palacete, que se convirtió en propiedad de la URSS tras la ocupación de Lituania, no fue restituido y sigue siendo la sede del consulado ruso. Considerada el último territorio ocupado de este pequeño país báltico, Villa Lituania fue reconstruida por Nomeda y Gediminas Urbonas (Vilnius, 1968 y 1966) en la Bienal de Venecia de 2007. Aquel proyecto, que ganó una mención de honor por "su profundo e irónico análisis de la noción de identidad nacional", ha sido reproducido en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) para la exposición Dispositivos para la acción, que reúne, hasta el 15 de junio, cinco de los trabajos más representativos de esta pareja de artistas activistas lituanos.

"Lituania se halla en una situación poscolonial", dicen los artistas Urbonas

Su denominador común es la voluntad de leer e interpretar, a través de metáforas poéticas, la evolución, sobre todo psicológica, de la sociedad lituana y de los países del área comunista, hacia el modelo de sociedad capitalista occidental. "Lituania se encuentra en una situación poscolonial. El arte debe participar en la construcción de la nueva sociedad, así como contribuyó al desmantelamiento de la vieja", aseguran los Urbonas, que se caracterizan por un proceso de trabajo dilatado en el tiempo, que incluye la colaboración con colectivos de diversos ámbitos.

Una característica de sus proyectos -que pese a su sustrato conceptual tienen un notable impacto estético- es el uso del archivo documental y, sobre todo, visual para articular los traumas sociales y culturales. "No se trata de una relación nostálgica con el pasado, sino de analizar un régimen que, si bien pertenece al pasado, sigue manteniendo mucha influencia en el presente", afirman. Así, en Ruta remake, un archivo de voces femeninas procedentes de los medios se convierte en una base de datos sonora para un instrumento musical interactivo, el Theramidi, formado por el theremin, el primer sintetizador de la historia, y una mesa dotada de sensores que se activa a partir de las sombras de las manos de los visitantes. Otro proyecto, Pro-test lab, recopila una serie de manifestaciones de protesta en contra de la reconversión de las salas cinematográficas de la era soviética en centros comerciales.

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