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ELECCIONES 2008

El Gobierno vasco acapara las miradas

Todos los partidos consideran clave el signo que Ibarretxe aplique a su política

A partir del día después, las miradas interesadas se han vuelto hacia Ajuria Enea. Desde el propio PNV hasta el PSOE en Madrid, sin olvidar claro a los abstencionistas de aquí, todos vienen a coincidir en considerar clave la auténtica hoja de ruta que el lehendakari vaya a marcar a su política. Se trata, en definitiva, de resolver, en una primera lectura, el enigma que, incluso, alberga la familia peneuvista: ¿será capaz Ibarretxe de enrocarse después de la caída de votos del tripartito y especialmente de su propio partido? Eso sí, hasta pudiera ocurrir que los afectados miraran para otro lado para así exhibir que su mundo no es el de las generales.

En el análisis de situación del 10-M, las formaciones políticas han elegido la vía de la moderación. De una manera más elocuente se aprecia cautela en la valoración de los socialistas, que evitan la euforia posiblemente por el dolor que les embarga desde el pasado viernes, pero también porque saben que en el País Vasco hay una línea divisoria entre los distintos tipos de elecciones democráticas. Con todo, José Antonio Pastor, por ejemplo, moderado en las formas y refractario a extrapolar la histórica victoria socialista a un futuro inmediato sabe, en su fuero interno, que el vuelco electoral en Vizcaya representa un dardo envenenado para la nueva etapa de Andoni Ortúzar al frente del BBB.

Los abstencionistas asisten interesados al avance socialista ante un cambio de color en Ajuria Enea

Iñigo Urkullu tampoco sale indemne del escrutinio y es otro de quienes miran a Ajuria Enea, más urgido que nadie en busca de una solución que saque a su partido del laberinto. El presidente del PNV ha visto cómo la apuesta por el derecho a decidir de Ibarretxe no da rédito alguno en las urnas; incluso, hasta resulte una pesada carga en estos tiempos del bipartidismo. De ahí que esté impelido a sentarse cara a cara con el lehendakari para acotar un nuevo discurso desde el Gobierno vasco. Con el actual, y sin olvidar los resultados del domingo, al PNV no le quieren en Moncloa. O peor aún, Zapatero puede trazar un escenario que escenifique con luces democráticas la debilidad de Ibarretxe.

En este horizonte, Javier Madrazo, otro de los derrotados, ha visto las orejas al lobo y ayer mismo hizo ver que antes de la consulta está la sociedad. EA, en cambio, no mueve el paso a pesar del batacazo y así, de derrota en derrota, quizá camine hacia el desastre final. En esta tesitura, los socialistas vascos tienen clara su estrategia: si Zapatero no acude al rescate del PNV en el Congreso y el lehendakari persevera en su plan, las elecciones autonómicas se les antojan más asequibles para conquistar el poder que se les resiste. Y, como espectadores cualificados, por ahí aparecen los radicales, a quienes una salida ordenada de los peneuvistas de la Admninistración vasca colmaría buena parte de su razón de ser.

Ocurre que en los círculos independentistas, la victoria del PSE ha sido tan bien recibida como la derrota del PNV. Para ellos, el PNV, español no les aporta ninguna solución a su conflicto. Otra cosa bien distinta es un socialismo de única dirección en Vitoria y Madrid con poder de decisión. Por eso, para quienes todavía viven aferrados a la vía de la negociación política, el cambio de color en Ajuria Enea es estratégico. Ibarretxe también lo sabe.

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Ibarretxe, anoche en la manifestación de Mondragón.
Ibarretxe, anoche en la manifestación de Mondragón.JESÚS URIARTE

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