A espabilarse tocan
El BCE, como se esperaba, mantuvo su tipo mínimo de financiación en el 4% en la reunión de su Consejo de marzo. Sin embargo, lo que se esperaba menos es que cambiara su discurso acentuando los riesgos inflacionistas y dando a entender que las esperanzas de bajadas que dejó entrever el mes pasado se están esfumando. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que el precio del petróleo se situaba entonces en torno a 90 dólares y ahora está por encima de 100, lo que conlleva dos o tres décimas más de inflación sobre el 2,5% que se preveía como media anual para 2008 en la zona euro. Lo que sí es de extrañar es que el banco siga insistiendo (supongo que será para mantener la moral de los consumidores y empresarios) en que los fundamentos de la economía europea son sólidos, al tiempo que baja las previsiones de crecimiento del PIB de la zona hasta una horquilla cuyo punto central se sitúa en el 1,7%, un punto menos que en 2007 y por debajo de lo que se considera el potencial. La verdad es que el BCE lo tiene difícil, aunque al menos lo tiene claro, su primer objetivo es controlar la inflación. Peor lo tiene la Reserva Federal norteamericana, cuya economía se hunde inexorablemente en la recesión.
No se está destruyendo empleo en el conjunto de la economía, pero tampoco se crea
La pérdida de dinamismo de la economía española se acentúa y el Gobierno que salga hoy de las urnas va a tener que emplearse a fondo desde el primer día. A corto plazo (lo que no quiere decir que dure poco) nos enfrentamos con un problema serio en el sector de la construcción, que debería atacarse de inmediato mediante una inyección adicional, importante y transitoria de gasto público en infraestructuras. Y mirando al medio y largo plazo, si queremos evitar experiencias negativas y duraderas como la de Alemania tras la reunificación o la de Japón tras el estallido de la anterior burbuja inmobiliaria, nuestra economía necesita reformas valientes en el sistema fiscal, en el mercado laboral, en el sector energético, en la educación... Dicen que es en los momentos problemáticos cuando se hacen las reformas, a ver si es verdad.
En los gráficos adjuntos se recogen los principales indicadores conocidos esta semana. El Índice de Producción Industrial repuntó en enero, rompiendo la acusada tendencia a la baja que registró durante 2007. También se recuperó en febrero el Indicador de Confianza del Consumidor del ICO, lo que pone de manifiesto que la profunda caída de los meses anteriores se debió en alguna medida a una sobrerreacción ante el cúmulo de datos negativos conocidos. Pero aquí se acaban las buenas noticias.
El paro registrado volvió a subir de forma importante, casi lo mismo en términos desestacionalizados (que es como deberían publicarse y analizarse los datos) que en el mes anterior. Esto no significa, como repiten erróneamente casi todos los medios de comunicación, que, en los mismos términos desestacionalizados, se esté destruyendo empleo en el conjunto de la economía. Ahora bien, tampoco se crea. Los afiliados a la Seguridad Social en enero y febrero se mantuvieron al mismo nivel del cuarto trimestre del pasado año. En términos interanuales, su crecimiento medio en estos meses se redujo al 1,9%, seis décimas menos que el trimestre anterior. Teniendo en cuenta la estrecha correlación entre este indicador y el PIB, como se ve en el gráfico derecho, puede concluirse que el crecimiento de este último puede situarse ya por debajo del 3% en el primer trimestre del año.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.