Federer se hace humano

Roger Federer, número uno del mundo, perdió ayer contra el escocés Andy Murray en el torneo de Dubai por 6-7 (6), 6-3 y 6-4. No es una anécdota. Es un aviso: el tenista suizo no caía en primera ronda desde 2004, hace tres años y medio, cuando le venció el eslovaco Dominik Hrbaty en el torneo masters de Cincinnati. Es la segunda vez desde 2003 que pierde dos partidos seguidos.

El dato revela una preocupación. Estadísticamente, Federer está firmando el peor inicio de año desde que es el mejor: ha ganado cinco partidos. Ha perdido dos. Y, además de palidecer en la comparación con sus números de 2007, cuando no conocía la derrota, siente el aliento de Rafa Nadal y Novak Djokovic.

Federer se ha congelado. En parte por la falta de partidos y las concesiones a la buena vida. "Llevo dos semanas sin entrenarme", dijo poco antes del torneo, publicitando el descanso como terapia para superar su derrota en semifinales del Abierto de Australia. Juega encorsetado por la exigencia de responder a su historial de jugador irrepetible. Y sólo un mal recuerdo, el efecto Cañas, que tanto perjudicó su inicio de año el curso pasado -el argentino le venció en Indian Wells y Miami- le permite defender su puesto: el suizo tendrá poco que hacer para mejorar sus resultados de 2007 en los dos siguientes torneos.

"Estaba oxidado. Mis expectativas, ahora mismo, no están en lo alto del cielo"

"Murray ya ha jugado muchos partidos este temporada, mientras que yo estoy un poco frío", admitió el campeón, que se había impuesto cuatro veces en Dubai, uno de sus torneos fetiche: reúne a los mejores del mundo, reparte 1,2 millones de euros en premios y no le obliga a grandes viajes al vivir y entrenarse en el emirato.

"Definitivamente", admitió Federer, que no competía desde Australia, "pude jugar mucho mejor, pero hay que tener en cuenta los méritos del tío que me ganó y consiguió los tiros", continuó. Lo que no le impidió criticar a Murray, "que debería tratar de ganar un punto antes que esperar siempre el error". "Jugué derechas horribles muchas veces. Estaba un poco oxidado. Mis expectativas, ahora mismo, no están en lo alto del cielo. No he jugado mucho, así que no entro en la pista esperando mucho", añadió.

Federer afronta ahora la gira estadounidense de pista dura. El camino está lleno de trampas. Le aguarda Djokovic, que ya le derrotó en el Abierto de Australia. Y le persigue Nadal, que desde hoy busca recortarle puntos contra el alemán Kohlschreiber. El español, que ganó su dobles con Feliciano López, sabe que tiene trabajo por delante. Quizás por eso se atrevió a subir en un ascensor de obra hasta la planta 158 de la torre Burj Dubai, la estructura más alta del mundo. Allí, suspendido en el aire y cubierto por un casco de obra, firmó en un pilar. Los trabajos de Nadal han comenzado.