El amor es así
La película, desde el título, no engaña a nadie: 27 vestidos. Las cartas sobre la mesa. Estamos ante una de esas (mal) llamadas "películas de chicas". Fabricada, como una de las prendas de ropa de la historia, a base de un cortar-pegar de otros éxitos recientes. Realizada con calculadora: estrella de la televisión (Catherine Heigl: Izzie en Anatomía de Grey) + banda sonora pegadiza + combate romántico entre el guaperas elegante que no hace ni caso a la chica y el menos guapo pero más simpático que se deja querer + canción escenificada en público a la manera de La boda de mi mejor amigo + lucha personal por salir del bache de la falta de aliciente amoroso + una pizca de adicción al trabajo = un supuesto rato de diversión con la que identificarse. Para el que lo quiera. Eso sí, la película no miente. Más embustera era la reciente El diablo se viste de Prada (David Frankel, 2006), que iba de ácida y crítica cuando sólo era una vulgar exaltación de lo que se supone que debía enjuiciar.
27 VESTIDOS
Dirección: Anne Fletcher.
Intérpretes: Catherine Heigl, James Marsden, Edward Burns.
Género: comedia romántica. EE UU, 2007. Duración: 107 minutos.
"Hay que luchar contra una industria que factura al año miles de millones y que se aprovecha de la importancia que se le suele otorgar al momento", viene a decir uno de los protagonistas. La industria es la de las bodas y todo lo que las rodea. Es el único atisbo de reproche ante una parafernalia que, como El diablo... con la moda, acaba siendo ensalzada a través del desenlace deseado. Ni los personajes de 27 vestidos ni sus presumibles espectadores tolerarían una boda por lo civil, sin invitados, anillos, damas de honor ni banquete. El amor es así.
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