Los candidatos se convierten a un oportuno proteccionismo
La víspera de una elección decisiva suele ser el apogeo del populismo, y el caso de las primarias demócratas no es diferente. Acuciados por ganar en Ohio el próximo martes, tanto Hillary Clinton como Barack Obama se comprometieron a retirarse del Tratado de Libre Comercio (TLC) con México y Canadá (lo que se conoce aquí como Nafta, por sus siglas en inglés) seis meses después de llegar a la presidencia si el Gobierno de ese país no acepta una renegociación de lo pactado en 1993.
"La experiencia ha demostrado que el Nafta no ha funcionado. Mi plan es arreglarlo", aseguró Hillary Clinton, la que más urgida está por una victoria en Ohio. "Estoy de acuerdo con la senadora Clinton, hay que arreglarlo", añadió Obama.
Uno y otro habían dicho antes que el Nafta había sido una buena idea. Hillary Clinton incluso hizo campaña a su favor durante la Administración de su marido, que fue quien lo firmó. Pero ahora Clinton ha hecho hablar a asesores que recuerdan que, en privado, ella siempre había mostrado grandes reservas sobre ese tratado.
Como la trayectoria de Barack Obama es más corta, se ve obligado a contradecirse menos veces. Pero los moderadores del debate celebrado en Cleveland le leyeron declaraciones suyas destacando los aspectos positivos del Nafta.
Reforma del TLC
Lo paradójico es que, probablemente, ambos estaban en lo cierto antes, no ahora. La mayoría de los expertos del sector aseguran que los problemas de desempleo y de exportación de mano de obra que sufre un Estado fuertemente industrial como Ohio no son culpa de México ni del Nafta.
Pero los sindicatos y la mayoría de la población aquí han tomado esas siglas como el símbolo de todos sus males y exigen a los candidatos presidenciales compromisos muy contundentes al respecto.
Esto representa, por supuesto, un serio problema para el futuro de las relaciones de Estados Unidos con México. Pero, antes de eso, es un riesgo para las aspiraciones presidenciales de los demócratas en el voto de noviembre.
Sus críticas al Nafta -y, se deduce, que a los demás tratados comerciales- retrotraen la memoria de los electores a los tiempos del proteccionismo demócrata y suena francamente oportunista cuando se las compara con la frase que el republicano John McCain repite en todo el Norte y el Medio Oeste del país: "Algunos de los empleos que se fueron nunca más volverán".
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