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La carrera hacia la Casa Blanca

Obama ofrece en el debate demócrata de Ohio su cara más presidencial

Clinton se queja del trato de la prensa y acusa de incoherencia a su rival

Antonio Caño

El vigésimo, y probablemente último, debate de estas elecciones primarias mostró que Barack Obama está listo para ser presidente de EE UU. Al menos, tan listo como Hillary Clinton. Todos los intentos de la senadora de hacer aparecer a su contrincante como más inexperto, menos preparado y más imprudente en asuntos sustanciales de política social y relaciones exteriores se estrellaron contra el aplomo de Obama, sólido en su papel de favorito. Clinton, que puede estar ante el final de su campaña, quemó su último cartucho sin más efecto que el de poner de manifiesto su impotencia ante el fenómeno sorprendente de este joven senador que ha enamorado al país.

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Buscando algunas complicidades, Hillary Clinton acusó a los medios de comunicación de haberla tratado en forma desigual a lo largo de toda esta campaña. "Resulta curioso que en todos los debates me tengan que preguntar a mí primero", se quejó la ex primera dama, quien, parodiando un conocido programa de humor de la televisión, sugirió a los moderadores que le ofrecieran a Obama una almohada para que estuviera más cómodo.

Hubo otro gesto desesperado al final del debate, aquel en el que defendió "las ventajas de que por primera vez una mujer sea presidenta de EE UU". Ella misma había dicho que los factores de sexo o raza no debían influir en el electorado, entre otras razones porque Obama no puede reclamar con la misma libertad el voto en virtud de ser negro, quizá por la mayor sensibilidad popular respecto a este asunto.

El primer esfuerzo de Clinton en el debate, celebrado en la noche del martes en Cleveland State University, en el Estado de Ohio, uno de los grandes campos de batalla del próximo supermartes (4 de marzo), fue el de denunciar que el plan de seguro de salud de Obama no garantiza la cobertura universal. Éste es un complejo asunto en el que las discrepancias tienen que ver con el hecho de hacer obligatoria o no la contratación de un seguro privado a todos los ciudadanos, puesto que en ningún caso se está hablando de un sistema público de salud, como en España. Obama intentó dejar claro que él comparte el ideal de que todos los estadounidenses tengan cobertura sanitaria y que su plan y el de Clinton son bastante similares.

Se trata de una discusión árida para los periodistas pero crucial para los votantes. Gran parte del respaldo del que gozaba hasta ahora Clinton -que, en el plano afectivo, nunca ha desatado pasiones- era por su dilatada lucha por la universalidad del seguro de salud. El martes no ganó muchos puntos en ese terreno.

Menos aún anotó en otro de sus supuestos puntos fuertes, el de la política exterior. Estuvo tan contradictoria y tan populista como Obama en la polémica sobre el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá (conocido como Nafta) y tuvo el desafortunado traspiés de no recordar el nombre del elegido por Vladímir Putin como su sucesor. Probablemente, Obama tampoco lo sabía, pero fue ella la que se precipitó a responder a la pregunta que el periodista dejó en el aire sobre qué sabían cualquiera de los dos respecto al probable próximo presidente de Rusia. Y fue ella, por tanto, la que se encontró con la cuestión fatal, "¿conoce su nombre?", ante lo que Clinton respondió: "Mev... dev..., lo que sea".

Quizá lo más ilustrativo de esa anécdota es la urgencia de Clinton por convencer y la serenidad de Obama, que se sabe ganador. Clinton lo intentó todo. Defendió su comparación entre Obama y George Bush -"tras la experiencia de estos años, no podemos permitirnos otro presidente que no conozca la política exterior"-, aseguró que su rival se había opuesto a la guerra de Irak cuando todavía no era senador, pero que, de haberlo sido, hubiera votado como ella, a favor. Acusó a Obama de haber propuesto bombardear Pakistán y de estar dispuesto a reunirse sin condiciones con los enemigos de EE UU.

Obama no pareció resentirse de ninguno de esos ataques. Su objetivo fue el de ofrecer una imagen creíble como potencial comandante en jefe y contrarrestar el temor a que su juventud e inexperiencia lo conviertan en un presidente débil frente a las amenazas externas. Explicó que, por supuesto, no había defendido bombardear Pakistán, sino el derecho de EE UU a actuar allí selectivamente contra los líderes de Al Qaeda. Y en cuanto a negociar con el enemigo, precisó: "Siempre me reservaré el derecho de actuar en consecuencia cuando sienta que los intereses de EE UU están amenazados".

Hillary Clinton y Barack Obama, poco antes de comenzar el debate de Ohio, el martes pasado.
Hillary Clinton y Barack Obama, poco antes de comenzar el debate de Ohio, el martes pasado.ASSOCIATED PRESS

Barack Obama

- "En su campaña al Senado, Clinton dijo que el Nafta había sido bueno para Nueva York y bueno para América".- "La senadora dice que está lista para el primer día, pero en realidad estuvo lista para plegarse a Bush [por Irak]".- "Clinton ha lanzado muchos ataques negativos contra nosotros: e-mails, anuncios de tele, llamadas a radios... Y nunca nos hemos quejado".

Hillary Clinton

- "He sido crítica con el Nafta desde el principio. Renegociaré el acuerdo".- "En 2004, Obama estaba básicamente de acuerdo con la forma en que Bush llevaba la guerra. Y el verano pasado amenazaba con bombardear Pakistán".- "No debemos debatir con información falsa. (...) Lo que dice su campaña me ha molestado mucho".

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