La esencia humana a través del objetivo

En 1932, a sus 34 años, Henri Cartier-Bresson se compró una cámara Leica manual y el interés casual por la fotografía se convirtió en una gran pasión. Durante los tres años siguientes creó uno de los conjuntos de obra más originales en la historia de la fotografía. Viajó a Italia, España y México, se introdujo en el mundo de los desposeídos, fotografió a los marginales y a los ilegales. Escribió que estaba "resuelto a atrapar la vida". Deseaba atrapar la esencia humana: "Dentro de los límites de una sola fotografía, de una situación en el proceso mismo de desarrollarse ante mi mirada".

Esta inquietud de cazador de la esencia del hombre de Cartier-Bresson fue compartida por muchos fotógrafos coetáneos del maestro francés. Y es precisamente ese afán el que inspira la muestra inaugurada ayer en el Museo Picasso de Málaga. De lo humano. Fotografía Internacional 1900-1950 es la exposición que desde ayer y hasta el 25 de mayo se puede visitar en la pinacoteca del Palacio de Buenavista. Comisariada por Ute Eskildsen, directora del Departamento de Fotografía del Museum Folkwang de Essen (Alemania), la muestra explora esta fascinación del hombre por descifrar las claves de su existencia.

Reúne 111 imágenes de 68 de los más destacados autores del momento. Cecil Beaton, Brassaï, Claude Cahun, Henri Cartier-Bresson, Alvin Langdon Coburn, André Kertész, El Lissitzky, László Moholy-Nagy, Irving Penn, Man Ray, Alexander Rodtchenko, August Sander y Edward Steichen, así como los españoles Joan Colom, Agustí Centelles, Nicolás de Lekuona y José Ortiz-Echagüe son algunos de los seleccionados. "Ha habido poquísimas exposiciones que, como ésta, reúna un conjunto de obras tan significativas sobre la evolución de la fotografía a lo largo de la primera mitad del pasado siglo", explicó el director del Museo Picasso, Bernardo Lainado.