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INFORME INTERNO DE LAS FUERZAS DE SEGURIDAD SOBRE LA SITUACIÓN DE LA BANDA TERRORISTA | La lucha contra el terrorismo

"ETA ha perdido la iniciativa y sufre una situación de máxima debilidad"

"Sólo se fía de un pequeño grupo de incondicionales convertidos en chicos para todo" - "Carecen de los más elementales medios para preservar su seguridad"

El aparato militar de ETA atraviesa, como consecuencia de la presión policial, agudizada tras el atentado en la T-4 de Barajas que costó la vida a dos inmigrantes ecuatorianos, una situación "de máxima debilidad" que le ha llevado a "perder la iniciativa", según las conclusiones de un informe interno elaborado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado al que ha tenido acceso EL PAÍS. El documento revela las escasas medidas de seguridad que toman los terroristas, el escaso respaldo que la cúpula da a sus comandos y las pocas personas que se encargan de las distintas actividades de la banda, antes muy compartimentadas.

Desde que ETA hiciese explotar una furgoneta en la T-4 en el penúltimo día de 2006, dinamitando el proceso que abrió el Gobierno de Zapatero para buscar una solución dialogada al problema del terrorismo, policía y guardia civil han acosado a la banda hasta debilitar al máximo sus principales estructuras.

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La policía arrancó 2007 con una operación que permitió detener en Port Bou al etarra Iker Aguirre Bernadal, que planeaba dirigirse a la costa levantina para constituir un comando con el que atentar en esa zona. Durante los meses siguientes, las Fuerzas de Seguridad desarticularon el comando Urederra y pusieron fuera de la circulación a tres etarras afincados en Sheffield (Reino Unido) que se preparaban para entrar en España para cometer acciones criminales. Los agentes terminaron el año poniendo cerco a los terroristas que asesinaron a dos guardias civiles en Capbreton (Francia) y llevando a la cárcel a cuatro etarras responsables del atentado de la T-4.

Las investigaciones abiertas a raíz de estas operaciones han permitido a las Fuerzas de Seguridad establecer una radiografía precisa de la situación de ETA en un momento en el que la mayoría de la izquierda abertzale que da cobertura política a los terroristas está encarcelada o fuera de la actividad política como consecuencia de la actuación del juez Baltasar Garzón, la Fiscalía General y la Abogacía del Estado y, en última instancia, el Tribunal Supremo. La situación que dibujan sobre ETA es la que sigue:

- La gota malaya de la persecución policial. "La actividad antiterrorista se ha mantenido de forma permanente y sostenida, ejerciendo una presión constante, una especie de gota malaya que ha llevado al aparato militar de ETA a una situación de máxima debilidad que le ha obligado a reconsiderar sus estructuras, formas de actuación y normas de seguridad, y lo que es más importante, a perder la iniciativa".

- La banda, en manos de un grupo de incondicionales. "Tradicionalmente, ETA ha basado la seguridad de sus aparatos, de sus comandos y de sus activistas en una fuerte compartimentación de los cometidos y de las personas encargadas de realizarlos. Estaban perfectamente delimitadas áreas como las de captación, acogida, logística de material y de activistas. Sin embargo, a la vista de las operaciones de San Jean Pied de Port, Cahors y Mondragón, podemos asegurar que eso ha cambiado. Hoy podemos decir que la compartimentación ha acabado, ETA sólo se fía de un pequeño grupo de incondicionales a los que ha convertido en chicos para todo. De ahí que las repercusiones de cada una de las operaciones contra los miembros de ETA deban ser convenientemente multiplicadas porque afectan a varios aparatos a la vez y, siempre, a sus núcleos esenciales".

- Descuidar a su gente. "Existe la impresión de que las necesidades de extremar las medidas de seguridad por parte de los dirigentes de la banda les ha llevado a descuidar la atención de su gente. Así, observamos hechos sorprendentes como el acaecido tras el atentado de Capbreton, en el que el dirigente de la banda abandona a su suerte a dos liberados sin medios ni infraestructura en Francia, que se ven obligados a deambular por medio país hasta ser detenidos en Chateauneuf de Randon. El tercer terrorista no ha sido localizado, probablemente se refugió en una casa de seguridad que no quiso compartir con sus subordinados".

- La escasa seguridad de los huidos a Francia. "Los terroristas de ETA que pasan a Francia resultan detenidos muy pronto. Da la impresión de que les colocan en el primer domicilio que tienen a mano, sin adoptar las adecuadas medidas de seguridad".

- Los que pasan a España carecen de respaldo. "Los terroristas que llegan de Francia a España para cometer atentados carecen de los más elementales medios para desarrollar con normalidad la actividad terrorista sin poner en riesgo su seguridad. Es el caso de Iker Aguirre (Port Bou), Aritz Arginzoniz (Santander) y Gorka Lupiañez (Berriz)".

- Sin apoyos ni medios ni destino. "El caso de Ander Múgica es especialmente significativo. Tras abandonar un vehículo con explosivos en Ayamonte, se ve obligado a huir de forma precipitada y, pocos días después, vuelve a protagonizar un episodio similar en Torreblanca (Castellón) con huida y abandono del material. La impresión es la de quien huye sin contar con apoyo alguno, sin disponer de medios y sin saber adónde va. Casi un mes después fue detenido en Cahors".

- Cese del consejo de administración. "El aparato militar de ETA tiene un serio problema. De tratarse de una empresa privada, hace tiempo que los accionistas habrían pedido el cese del consejo de administración, pero la excusa de la seguridad y la amenaza de las pistolas impiden que en el interior de la banda pueda siquiera insinuarse el más mínimo comentario crítico hacia la actual dirección".

Un policía registra la casa de San Juan de Luz donde fueron detenidos dos etarras el viernes pasado.
Un policía registra la casa de San Juan de Luz donde fueron detenidos dos etarras el viernes pasado.REUTERS

500 presos incomunicados, molestos y sin apoyos

ETA tiene en la actualidad cerca de 560 presos en las cárceles españolas. Durante el proceso para el fin dialogado del terrorismo que el Gobierno abrió en 2006, el colectivo de presos etarras "no solamente no fue consultado sino que tampoco fueron informados sobre el desarrollo de las conversaciones y del proceso de paz en sí".El informe de las Fuerzas de Seguridad sobre la situación recoge un capítulo especial sobre los presos donde, tras sostener la escasa relevancia que para la cúpula etarra tienen sus encarcelados, añade respecto a estos: "Esta falta de comunicación va acompañada de la ausencia de apoyos de todo tipo. Los presos saben que ya sólo cuentan con el respaldo de sus familias, y éstas también se sienten abandonadas, por lo que están asumiendo la responsabilidad de cargar con la totalidad de las necesidades que se derivan de tener un familiar encarcelado".Las Fuerzas de Seguridad reflexionan sobre la escasez de presos que abandonan la disciplina de la banda y llega a la siguiente conclusión: "De la falta de respaldo de la cúpula etarra son conscientes todos los presos, pero la férrea disciplina de la banda, basada en la coacción y en la amenaza, impide que hagan público su sentimiento de abandono y su discrepancia en el modo de actuar de la actual dirección de ETA, aunque en privado el malestar de los presos es manifiesto".Los históricos presos Txelis y Kepa Picabea han sido expulsados del colectivo de reclusos de la banda (EPPK) por reunirse en prisión con el asesor de la oficina del Gobierno vasco de víctimas del terrorismo. "Artimañas que no tienen otro objetivo que quebrar la lucha de liberación de Euskal Herria", según declaraba ayer el EPPK en el diario Gara.

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