El tigre agoniza en India
La población del felino ha caído un 60% en cinco años
Sólo 1.411 tigres quedan en toda India. Menos del 40% de los 3.642 que había hace cinco años según el último censo del Gobierno de ese país. El número es aún peor que las predicciones más pesimistas. "Una situación sumamente desesperada", en palabras del director ejecutivo de Greenpeace en India, Ananth Padmanabhan, con la que coinciden todos los ambientalistas.
El informe Condición de los tigres, predadores y presas en India, que el Gobierno indio publicó esta semana, asegura que los felinos en peligro de extinción están amenazados por la caza furtiva y la pérdida de su hábitat, y con éste de sus alimentos. El número de individuos ha caído bruscamente en todo el subcontinente, excepto en el Estado de Tamil Nadu, al Sur, donde aumentó de 60 a 76.
"A pesar de todo hay todavía esperanza", aseguró a los medios el encargado del Proyecto Tigre, Rajesh Gopal. Pero no parece fácil: en los últimos años, el Gobierno ya ha lanzado varios planes para proteger al animal -el establecimiento de 23 reservas y un tipo de vigilantes especializados que cuida de ellas-, pero el descenso drástico del número de animales no se ha detenido.
La protección únicamente física del tigre es una visión muy estrecha en términos de conservación, dice el especialista de Greenpeace. "El peligro de desaparición de este felino es sólo un síntoma de lo que está pasando en el país: se está sacrificando a la naturaleza en aras del crecimiento económico".
Para los ecologistas, la pérdida de hábitat es la causa principal de desaparición del tigre. En India, el país que tiene el 40% de la población mundial de tigres (concentrada en el sureste asiático), el área de bosques se ha reducido en 728 kilómetros cuadrados en los últimos años debido a la industrialización, la construcción de presas y el efecto del tsunami. Con ello, sólo con el 20% de su territorio de bosques, muy lejos del 25% que se había propuesto llegar para este año.
La caza furtiva de los tigres hace el problema aún más grave. En el mercado negro internacional, sus pieles tienen un precio de hasta más de 30.000 euros. Sus huesos son también muy preciados en Asia para producir medicinas tradicionales.
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