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La perspectiva de buenas cosechas frena la escalada de los cereales

El precio del trigo en la Bolsa de futuros de Chicago cae un 9% en tres días

Alejandro Bolaños

El vertiginoso incremento del precio internacional de los cereales es, junto al encarecimiento del petróleo, un sospechoso habitual cuando se buscan culpables del repunte generalizado de la inflación. En el arranque de 2008, la cotización del trigo, del maíz y de otros cultivos vitales, como la soja, había echado más leña al fuego al marcar nuevos récords. Pero esta semana, los informes que anticipan mejores cosechas para 2008, las señales de que el consumo se desinfla y la menor presión de los inversores financieros se han combinado para darle la vuelta a la situación. Las negociaciones de la Bolsa de futuros de Chicago son el mejor botón de muestra: en tres días, el precio del trigo ha caído más de un 9%, el mayor recorte desde 2003.

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Los expertos ya vaticinaban en otoño que los altos precios llevarían a los agricultores a ampliar la superficie de siembra en esta campaña. En diciembre, el Consejo Internacional de Cereales calculaba que el terreno sembrado de trigo había aumentado un 4% en todo el mundo. Y ayer, la FAO, agencia alimentaria de la ONU, hizo público un informe con sus previsiones iniciales para 2008 en el que también apuesta por un "incremento significativo de la producción mundial de cereales".

"Se ha aumentado la siembra por los precios y, además, las condiciones climatológicas para los cereales de invierno están siendo en general favorables", corrobora Germán Rojas, jefe de la oficina de la FAO para España. El responsable de la agencia alimentaria de la ONU añade que el alza de los ingresos de los agricultores "incentivará la inversión en el campo y eso aumentará los rendimientos a largo plazo".

Pero Rojas no se olvida de otras consecuencias menos positivas del alto nivel de precios registrado en el último año. Además del repunte de la inflación en los países desarrollados, el encarecimiento de los cereales tiene una repercusión mucho más brutal en el resto de economías. La FAO estima que el volumen de cereales importado por los 88 países menos avanzados caerá un 2%, pero sin embargo la factura subirá un 35% por segundo año consecutivo. Treinta y seis países (21 africanos) afrontan crisis alimentarias por la imposibilidad de suministrar comida a precio asequible a la población más pobre.

El aumento en la siembra de trigo es muy apreciable en Estados Unidos y Europa, según la FAO. Los agricultores estadounidenses han incrementado en un 4% el cultivo de invierno, mientras en la UE el avance -impulsado por la eliminación del barbecho obligatorio del 10% del terreno- es del 5%. Y es más significativo aún en Rusia (7%) y Ucrania (12%).

Hasta esta semana, sin embargo, las previsiones de mayores cosechas no habían bastado para enfriar el mercado. De hecho, la cotización de los cereales o de la soja (legumbre comercializada sobre todo para alimentar ganado) se había vuelto a disparar en enero. El ascenso más afilado correspondió de nuevo al trigo: hasta el pasado viernes, su precio había subido un 30% desde el inicio de 2008 y con 10,93 dólares por bushel (medida correspondiente a 24,5 kilogramos) marcaba más del doble (un 120% más) que un año atrás.

Este lunes la tendencia cambió de forma brusca. A ello contribuyó la decisión de la Bolsa de Chicago de eliminar los topes de cotización (30 céntimos de dólar de variación máxima al día). La semana pasada, en un hecho sin precedentes, el mercado alcanzó ese tope en las cinco sesiones. La Bolsa de materias primas de Chicago optó por doblar ese límite (hasta los 60 céntimos), lo que ha favorecido que menos operadores aguanten su posición y aumenten las ventas. Además, elevó un 33% la garantía (de 3.038 a 4.050 dólares) por contrato de futuros formalizado, lo que encarece las apuestas meramente especulativas.

Pero el recorte de estos tres días (ayer el trigo cotizaba a 9,95 dólares, un 9,2% menos que el viernes) se debe también a razones reales. Egipto, que había anunciado un gran contrato, retiró ayer su petición de compra de trigo por la expectativa de que los precios bajen de la mano de mayores cosechas. Japón sí cerró un gran contrato, pero por una cantidad mucho menor de lo previsto. Pese a todo, el precio del trigo sigue doblando al de hace un año y su efecto en la inflación se seguirá notando, al menos, hasta el verano.

Campo de trigo en una finca del Reino Unido.
Campo de trigo en una finca del Reino Unido.BLOOMBERG

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