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Reportaje:

A cuatro horas del carné

Los sevillanos pierden mañanas enteras en las colas de comisaría o Tráfico

"Ah, esa mañana horrible". Manuel, taxista sevillano de 40 años, recuerda enfadado el día que renovó su permiso de conducir. Fue la semana pasada, en la Jefatura Provincial de Tráfico: "Llegué a las 7.00 y ya había bastante gente. Siguieron llegando hasta que abrieron [las 9.00]. Y cuál sería mi sorpresa cuando los veo correr despavoridos para sacar el numerito". Manuel no sabía dónde coger el suyo ya que había varias colas para gestiones diferentes (sanciones, tasas, trámites..). "Así que, por pardillo, estuve en la comisaría hasta la 14:30", se indigna.

Pero las colas no sólo las hacen "pardillos" ni se forman solamente en Tráfico. La comisaría de Blas Infante, donde se gestionan los DNI y pasaportes, congrega todos los días a cientos de personas. Personas que esperan y tienen algo en común: un papelito en la mano con un número impreso. Es viernes por la mañana. Laura, de 14 años, cogió "el ticket" a las 9.30. Se fue a tomar un café y regresó. Pasó otras dos horas "inútiles" para recoger su carné, que se le había extraviado. "Pero mira qué bonito, ¡es el electrónico!", se consuela. Su documento casi roza a Pepe, un chico que sale de la misma comisaría con el papel correspondiente. "Éste es para usarlo por la tarde. Así no tengo que esperar más tiempo aquí", se alegra. "¿A qué hora tienes que venir?", le pregunta un amigo. El chico se extraña porque en el papelito no figura ninguna hora. Sí hay, sin embargo, pequeñas letras digitales. "Delante de usted tiene a 158 personas", informa la nota. El chico se avergüenza ante las risas estrepitosas del amigo.

"Mi marido vino a las seis para coger número y a las dos aún estamos aquí"

Ya dentro de la comisaría, Vanesa, informática de 29 años, parece estar hipnotizada. Hace rato que dejó sus ojos clavados en la pantalla de números rojos: P035 Mesa 07, D235 MESA 2. "La P es para el Pasaporte, la D, para el DNI", explica medio mareada. Pero Vanesa es una chica optimista: "Sólo llevo dos horas y media aquí", sonríe. De repente se acuerda de algo: "Peor fue la semana pasada, cuando me saqué el pasaporte. Me citaron para las 17.00. Llegué con 10 minutos de antelación pero se me había pasado el número. Me dijeron que tenía que coger otro y ¡volver a empezar la cola!", critica con la mirada ya en su sitio.

Antonio, conductor de camión de 61 años, no lo lleva "tan mal". Apoyado en sus rodillas, lee un periódico gratuito y entiende que "en estas cosas, se acaba perdiendo toda la mañana". Otro jubilado añade: "nuestra generación es más paciente. Y yo vengo desde Piles [a 30 kilómetros de Sevilla]". Su mujer lo acompaña: "Mira, ya vamos por el 119", celebra mientras sujeta su numerito. Para Dolores, de 63 años, que está sentada cerca, la espera es más dramática. "Mi marido se vino a las seis y media de la mañana desde el pueblo. Y aún estamos aquí", suspira bajo la mirada ladeada del esposo. Son las dos horas. "Y el hambre aprieta", protestan.

No muy lejos de aquí, en Tráfico, los números digitales han ido pasando. Joaquín, comercial de 37 años, sale aprisa del recinto. Debe acudir a trabajar y llega muy tarde. "Necesitaba presentar este documento para pasar la ITV. Me lo robaron y he pasado aquí tres horas, sólo para que me lo vuelvan a imprimir".

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La Jefatura Provincial de Tráfico reconoce que para ciertas gestiones el tiempo medio de espera es de 38 minutos. Explican que es muy difícil atender a "más de 1.000 personas diarias que se van, normalmente, con todos los trámites resueltos".

Una mujer sale apurada del edificio. Se llama Francia, es colombiana y trabaja en una empresa de limpieza. Se la ve huir de la mesa. Por fin han solucionado los errores con su nombre: "Se empeñaban en llamarme Francisca", protesta mientras se cuelga el bolso con precipitación. "¡He pasado aquí casi cuatro horas!", grita nerviosa. "¡Y tengo aún tres bloques por hacer!". Entonces mira el reloj, se asusta de nuevo y se echa a correr.

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