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Reportaje:

Suena la música en el hospital

Un trío de viento inaugura en el vestíbulo de Cruces un ciclo de conciertos destinado a los enfermos y retransmitido por el circuito de televisión

La envolvente música de un trío de viento competía ayer con el ruido del vestíbulo del Hospital de Cruces. A las 10.30 de la mañana comenzó a sonar una pieza del repertorio barroco, interpretada con flauta, oboe y clarinete por músicos rigurosamente vestidos de negro. El público que asistía al concierto iba en pijama, bata y zapatillas: eran enfermos ingresados en el hospital que rompían la rutina del ingreso con un concierto. La primera actuación del ciclo Música a tu salud, que quiere hacer llegar la música en vivo a los pacientes del Hospital de Cruces comenzó con puntualidad ante una veintena de enfermos - algunos en silla de ruedas, otros con mascarillas de oxígeno- que esperaban en los asientos colocados alrededor de un improvisado escenario. El ciclo continuará los domingos por la mañana con diferentes programas de música de cámara.

Los conciertos pretenden romper la rutina de la vida hospitalaria

"Es muy bueno para pasar el rato", decía una mujer que se abanicaba con el programa del ciclo. "Aquí los días se hacen muy largos". El director gerente de Cruces, Mikel Álvarez Yeregi, está de acuerdo con la paciente. "Cuando estás ingresado en un hospital cualquier cosa que ayude a estar orientado es positiva", explicó. "Un concierto en vivo el domingo por la mañana ayuda a marcar la fecha en el calendario, es un cambio en el entorno del hospital". Más que las legendarias virtudes terapeúticas de la música pesa el beneficio de alejarse por unos minutos de los análisis, las pruebas clínicas y los diagnósticos.

El ciclo de conciertos en el Hospital de Cruces ha nacido de un acuerdo entre Osakidetza y la Fundación BBK. En el vestíbulo el público fue escaso, limitado a los enfermos que podían desplazarse, pero a través del circuito cerrado de televisión estuvo al alcance de cerca de mil pacientes. Escucharon música barroca, composiciones del siglo XX reescritas al estilo de Bach y las partituras contemporáneas del compositor valenciano Armando Blanquer.

Las escaleras del hospital fueron caja de resonancia de la música y de los ruidos de las personas que transitaban ajenas al concierto. Los intérpretes no se inmutaron. Tocaron el programa previsto durante cerca de una hora y explicaron a la audiencia las características técnicas de los instrumentos. Todas las piezas fueron agradecidas con aplausos, pero al final el pasodoble Suspiros de España se llevó la mejor ovación.

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