Esperar y ver
El BCE ha mantenido los tipos de interés en el 4% en su reunión de esta semana, tal y como se esperaba. La expectación se centraba en la posibilidad de que este mes cambiase el tono de la declaración oficial, quizá con alguna señal de que los riesgos de menor crecimiento en la zona euro han aumentado y de que, por tanto, se podrán bajar los tipos cuando la inflación empiece a remitir. Las variaciones han sido milimétricas, confirmando que el análisis de los comunicados del BCE es un ejercicio que requiere la finura de aquellos kremlinólogos que inferían los cambios de la política soviética por variación de posición de los dirigentes alrededor de Breznev en los desfiles.
Trichet señaló que nadie propuso en la reunión subidas de tipos para atajar la inflación (como ocurrió el mes pasado). La referencia en el comunicado de enero a que la zona euro está creciendo en línea con su potencial ha desaparecido este mes, y Trichet aclaró que el PIB crece "cerca del potencial, pero quizá en la parte baja" del rango. Esto ha servido para interpretar que el BCE ha reconocido la importancia de los riesgos de desaceleración y ha abierto la puerta a bajadas de tipos. Los mercados, que ya tenían descontadas dos bajadas de 25 puntos básicos, las han adelantado y creen ahora que se pueden producir en el mes de marzo o abril.
Por fin, el BCE ha reconocido la importancia de los riesgos de desaceleración y ha abierto la puerta a bajadas de tipos de interés
El análisis es correcto, pero quizá son fechas algo prematuras, ya que el tono fuertemente antiinflacionista permanece en el comunicado, con advertencias para que las subidas salariales que se están negociando no incorporen tasas de inflación temporalmente altas. Ésta es una referencia clara a Alemania, que pesa mucho en el PIB de la zona euro y en el inconsciente colectivo del BCE. Las economías europeas se están desacelerando: la zona euro habrá crecido en 2007 en torno a un 2,6%, y para 2008 se espera un 1,8%, no muy lejos del potencial, aunque con riesgos a la baja, como lo corroboran los indicadores.
En definitiva, el BCE se ha abierto a la posibilidad de bajar los tipos, como muchos estábamos esperando. Si se confirma que la desaceleración es más rápida de lo esperado, y sobre todo si se extiende al sector industrial, probablemente pasará a la acción. Pero antes esperará para comprobar que se disipan los riesgos inflacionistas. Lo más probable es que los tipos terminen bajando al final del segundo trimestre, y que se coloquen en 3,5% después del verano.
Miguel Jiménez González-Anleo es economista jefe para Europa del Servicio de Estudios de BBVA.
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