Fiesta agridulce en Nueva York
Los seguidores de Clinton celebran sus victorias, pero les saben a poco
Llovió el confeti en Manhattan. Para recibir a los Giants tras ganar el domingo la Superbowl. Y bien entrada la noche en el cuartel general de Hillary Clinton, que estaba de celebración por el resultado obtenido en las primarias de Nueva York, donde logró imponerse cómodamente a su rival Barack Obama. Pero la victoria tuvo un toque agridulce. El voto fue muy ajustado en Nueva Jersey y perdió en Connecticut, feudo tradicional de los Clinton.
Por el montaje parecía el ensayo de la noche presidencial de noviembre. Pero el clima era de "optimismo cauto". Los estrategas pusieron todas sus esperanzas en las tres e: emoción, elegibilidad y experiencia. Se olvidaban de una cuarta, entusiasmo, el que mostraron los neoyorquinos, que triplicaron su afluencia a las urnas respecto a las elecciones de 2004.
El momento de mayor euforia fue al conocerse el voto de Massachusetts
Las señales que llegaban a Midtown desde la campaña de Obama eran muy fuertes tras los primeros resultados. Y por las caras del equipo Clinton, se podía decir que esperaban más, sobre todo en la vecina Nueva Jersey, donde ganó por 10 puntos, y especialmente en Connecticut, donde Obama superó todas las expectativas y les robó la cartera en su propio patio.
La ex primera dama tuvo que hacer frente a un problema generacional. A los jóvenes de los tres Estados nunca antes les había interesado tanto la política, como dice Steve Appel, estudiante y editor de la revista del Queens College. "Lo que está pasando es fantástico", dijo alabando las cualidades de Obama. Las mujeres mayores prefieren a Hillary.
Si la sorpresa de la noche fue la victoria por cuatro puntos de Barack Obama en Connecticut, la mayor alegría y la euforia de sus fieles se hizo notar con gritos y silbidos cuando se supo que Hillary Clinton se impuso en Massachusetts. Les sentó bien ver que el apoyo de John Kerry y de la familia Kennedy no conseguía destronarla ahí también, y limitaba daños mayores.
Y todos respiraron tranquilos. Hillary, con la voz partida, salió a agradecer el esfuerzo a sus seguidores mientras llegaban proyecciones esperanzadoras desde California. "Habéis votado para hacer historia", dijo. Echando un vistazo a la foto general, sus estrategas se esforzaban por ver las cosas en positivo. "Nada ha ido mal. Lo que pasa es que los demócratas tenemos a dos grandes candidatos", insisten.
"Uno es un poco mejor que el otro", apostilla, refiriéndose a Hillary, de quien subraya que "tiene esa garra que caracteriza a los neoyorquinos". De momento, ninguno de los dos se va a casa. La batalla continúa.
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