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Reportaje:El ecuador del curso

La temida cuesta de febrero

Los universitarios aumentan el tiempo de estudio al afrontar un mes de exámenes

Aún con los bolsillos tiritando tras la fiestas y desfases de la Navidad, miles de universitarios andaluces se enfrentan estos días a una cuesta todavía más temida que la del mes de enero: la empinada y sinuosa que suponen los exámenes de febrero. Aunque son muchos los que se plantean tomarse este trance con cierta responsabilidad, esto es, planificando con antelación el tiempo de estudio, más son todavía los que se dejan llevar por el caos y la improvisación y acaban robándole horas a las noches para prepararse el temario. Sólo en la Universidad de Málaga (UMA), más de 30.000 estudiantes atraviesan con más o menos suerte este trance en estos días.

El pasado lunes, las aulas casi vacías chocaban con los aprietos en las bibliotecas de las facultades del campus de Teatinos, donde encontrar un hueco en cualquier aparcamiento era una prueba más a superar dentro del apretado calendario de exámenes. A media mañana, a las puertas de la Biblioteca General de la Universidad de Málaga, varios grupos de jóvenes se arremolinaban alrededor de los apuntes o de un cigarro con el que calmar los nervios.

"Tanto estudio te quita tiempo para tu vida social", afirma Lorena
"Tienes que marcarte un ritmo y un calendario de estudio", dice Lui s

María Delgado, alumna de 5º de Medicina, esperaba móvil en mano la llegada de su amiga Lorena Cuesta, que como ella cursa el penúltimo año de Medicina. Lorena llegaba en bicicleta de la cercana facultad donde se forman los médicos futuros. Acababa de terminar un examen de Anatomía II y estaba convencida de que le había salido bien. Ambas llevan desde el pasado mes de diciembre de exámenes, por lo que aseguran que ya tienen el cuerpo hecho a estudiar. No en vano, las dos están a un curso de acabar la carrera y, "pese a su dificultad", dicen, sólo arrastran "un par de asignaturas de otros años".

"Es que en diciembre empezamos con los exámenes extraordinarios", explica Lorena, a quien le aguardan en total siete exámenes hasta final de mes. "Es agobiante, pero hay que hacerlo. Lo único malo es que tanto estudio te quita tiempo para tu vida social", añade Lorena, futura cirujana.

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"Lo peor es que después de tanto prepararlos te pueda la presión y acabes llevándote asignaturas para verano", apunta María, que aspira a ser ginecóloga. Ambas quedan para estudiar en la Biblioteca General, que amplia su horario en estas fechas. "Hay más, pero ésta es la mejor", señalan, aunque precisan que ellas no van a la "ligoteca", un trozo del edificio que se usa para entablar otro tipo de relaciones menos académicas.

"Eso lo hacen los de primero, nosotras preferimos otras zonas junto a las cristaleras". Como María y Lorena, Luis Martín y Carlos Sánchez se enfrentan a un mes de infarto. Los dos estudian en la Facultad de Filosofía y Letras y aseguran que las asignaturas de segundo no son más complicadas que las de primero, que ambos sobrellevaron más bien que mal. En su segundo año como universitarios han recuperado ciertos hábitos de estudio que seguían en el instituto, pero que el año pasado con la novedad de la vida universitaria dejaron a un lado.

"Tienes que marcarte un ritmo y un calendario de estudio para no acabar loco", afirma Luis. "Este año echamos menos horas de cafetería y más de estudio, sobre todo para las asignaturas de Historia", añade Carlos.

¿Vida social? "La mínima. De aquí a casa y mañana, otra vez lo mismo", aseguran. Ninguno de estos cuatro estudiantes recurre a métodos extraordinarios para sobrellevar la tensión de estos días, aunque algunos recurren al café para mantener el tipo frente a la mesa y otros optan por echar un partido de fútbol o coger la bicicleta para desconectar un poco de tantos apuntes.

Cómo lograr los mejores resultados

La psicóloga Josefina Cano, miembro del Servicio de Atención Psicológica de la Universidad de Málaga, recomienda estos consejos para rendir satisfactoriamente durante el periodo de exámenes:

- Adecuar el número de asignaturas que se van a preparar al tiempo que se dispone para evitar la sobrecarga.

- Llevar la materia al día, asistiendo a clase y repasando los apuntes. Así se evitan atracones de última hora.

- Ya en exámenes; dormir bien. Hay que descansar para que la mente no juegue malas pasadas.

- Enfrentarse al estudio y a los exámenes con una mentalidad positiva, desterrando malos pensamientos que aumentan la ansiedad.

- Acudir al profesor para resolver dudas antes de los exámenes. Hay que aprovechar las tutorías.

- Aprender y realizar técnicas de relajación: hacer algo de deporte, yoga o pilates.

- No emplear medicamentos, drogas ni derivados homeopáticos para evitar el sueño y cumplir un horario rutinario de descanso.

Atención psicológica frente al estrés

El periodo de exámenes es una época difícil para la mayoría de los estudiantes, pero para algunos se convierte en una auténtica pesadilla. Mucho antes de que comiencen los exámenes propiamente, comienzan a padecer trastornos físicos muy diversos (insomnio, dolores de cabeza, náuseas, vómitos...), agravándose conforme se van acercando los días para el examen. Tanto es así que se ven desbordados por este problema, y aunque se domine la materia, se evita la situación, dejando de acudir al examen o dejándolo en blanco.

El Servicio de Atención Psicológica de la UMA ofrece ayuda en este aspecto a la comunidad universitaria, demanda que aumenta un poco en periodo de exámenes. "La demanda es continua por parte de los miembros de la Universidad, pero en época de exámenes sí recibimos consultas puntuales relacionadas con este asunto", explica la psicóloga Josefina Cano. "Cuando los alumnos ven que sus problemas tienen una repercusión académica se agobian más", dice Cano.

La psicóloga apunta los problemas que presentan los usuarios del servicio: "Algunos lo pasan muy mal y vienen con cuadros de estrés o ansiedad. Han puesto mucho esfuerzo en preparar los exámenes y luego no les luce, no rinden. Lo pasan muy mal y hay que ver las causas que llevan a este poco rendimiento. Estas personas suelen tener ya una propensión a la ansiedad, porque son muy perfeccionistas y todo lo quieren hacer bien".

"Luego hay otros casos, como los que no tienen hábito de estudio, no se planifican y acaban dándose un atracón los últimos días. No rinden, no descansan y eso les pasa factura. Ir sin dormir a un examen es nefasto", concluye Cano.

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