Sin tiempo para descansar en Tolosa
La pervivencia en la posguerra resultó clave en su consolidación
Como no podía ser de otra manera, Tolosa apura hasta el último minuto de la víspera del Miércoles de Ceniza para celebrar sus carnavales. Así, el Entierro de la Sardina, uno de los actos capitales de esta fiesta de invierno en las ciudades y las villas, no llegará hasta la medianoche de hoy, jornada que en la localidad guipuzcoana conocen como Asteartita. Durante todo el día, en un apretado programa que no deja espacio al descanso, tolosarras y visitantes (entre otros, los txantxos de Amezketa, que ayer recorrieron su pueblo con la talai-dantza) vivirán el final de seis jornadas llenas de fiesta.
Los actos comenzarán a las seis de la mañana con la alborada que prepara al personal para dos espectáculos taurinos (toro del aguardiente a las ocho y sokamuturra, a las 10.30), una tradición secular. No en vano, las crónicas tolosarras recogen al detalle la procedencia de los astados. En muchas ocasiones, de la cercana ganadería del Marques de Shaka, en Lastur. El desfile de carrozas y comparsas (más de 200 agrupaciones inscritas y 20 charangas animando) llegará a las 11.00. Se volverá a disfrutar, ahora ya en familia, con algunas de las creaciones presentadas en días pasados, que reivindicaban desde las virtudes del Viagra hasta las posibilidades del Oria como sede de una Copa de Vela.
Casi sin dar tiempo al personal para disfrutar del aperitivo y la comida, saldrán los txistularis a las 15.45, preámbulo del pasacalles y los toros embolados (16.30). Algo de descanso vespertino antes de los bailables de las 19.00. Y después de cenar, la charanga de los Incansables Zaharrak calentará el ambiente para el Entierro de la Sardina.
¿Cuál es la clave del éxito del Carnaval tolosarra? Uno de los hijos predilectos de la villa, el historiador y etnógrafo Juan Garmendia Larrañaga, ha buceado en la historia de esta fiesta. "La clave se encuentra en buena medida en la pervivencia durante los primeros años del franquismo", recuerda. Algunos actos, como las carrozas o los espectáculos taurinos congregaban verdaderas multitudes hasta 1936. Y el primer ayuntamiento franquista lo formó gente del Requeté, más tradicionalista que falangista.
"Eran partidarios del Carnaval, sin duda. En el año 1937, el gobernador civil avisó de que estaban prohibidos; así y todo, una charanga salió por el pueblo. Entonces, el alcalde tuvo que acudir a capítulo y, ante el enfado del representante de Franco, le respondió que lo que se celebró en esos días fue la liberación de Málaga, que había ocurrido entonces. El gobernador se quedó sin palabras y así se mantuvieron los carnavales", indica.
Y ya en 1943, en un acontecimiento único en las ciudades y villas del País Vasco, se volvió a celebrar como antes de la guerra. "Es una fiesta que hemos hecho muy nuestra, difícil de imitar. Y conserva un ubérrimo y amplio campo que se presta a la improvisación y a la parodia más absurda e irreal"", escribe Garmendia en su obra El carnaval vasco. Hoy, Martes de Carnaval es un buen momento para comprobar, un año más, la vigencia de esta aseveración.
Y también...
- El ímpetu tolosarra no llega al resto de los entierros de la Sardina que se celebran hoy. En general, el fin de la fiesta llega antes de la cena y la programación no pasa de correcta.
- En Vitoria, de 17.30 a 21.00, el grupo Primera Plana animará la verbena en la Plaza de España. En Bilbao, el velatorio se abrirá a las 12.00. A las 19:30 saldrá la procesión del Entierro de la Sardina desde Plaza Nueva, que terminará una hora después frente al Arriaga. Y en Barakaldo, la despedida llegará a las 19.00 con un pasacalles por el Paseo de los Fueros.
- Para los aficionados al Carnaval rural, aún queda la posibilidad de acudir a los festejos tradicionales de Lekeitio, Lantz (Navarra) o a la quema del Toribio en Santa Cruz de Campezo.
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