La editorial 'mileurista'
Cinco recién licenciados publican con el sello picnic la obra de artistas noveles y también la exhiben en galerías
Picnic (en minúscula) es el nombre de una merienda campestre y también el de una editorial y estudio de arquitectura formado por cinco treintañeros con vocación de mecenas y la cuenta corriente en números rojos. Su objetivo: crear una publicación que dé a conocer la obra de artistas gráficos, ilustradores y escritores noveles "con talento y sin medios". Casi como ellos mismos.
Haizea Aguirre, Rubén Briongos, Elena Rodríguez, César Varela y Máximo Truja pusieron en marcha este proyecto hace dos años con 2.000 euros de ayudas estatales y mucho ingenio. Tanto como para llamar a sus libros AAAAA, un título que garantiza que sean siempre los primeros en listas y buscadores.
Su propuesta se llama AAAAA, para ser primeros en las listas y buscadores Bromean diciendo que son "la personificación del 'háztelo tu mismo"
Hasta el momento, han sacado tres volúmenes que ya se tocan las tapas con los lujosos ejemplares de Taschen o Phaidon en las librerías del Museo de Arte Reina Sofía, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac) o el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba).
Dicen que lo suyo es amor al arte en el sentido más literal, y sus beneficios (negativos) son la mejor prueba de que no mienten. "Pasarán años antes de que los libros se autofinancien. Sólo cuestan 10 euros y perdemos dinero", explica Elena Rodríguez (Madrid, 1980). Ella y los otros cuatro miembros de esta oficina de creación, como reza su web (www.picnic.la), viven de sus trabajos a media jornada -en empresas rentables- y del segundo pilar de su estudio: la arquitectura. Desde 2006, han ganado dos concursos para construir viviendas en Ciudad Real y en El Toboso. Pero los libros son su obsesión. "Entramos en contacto con un montón de artistas muy interesantes, con los que luego emprendemos proyectos paralelos. Es un poco como sembrar para el futuro", dice Rubén Briongos (Bilbao, 1975). Mientras llega el momento de recolectar, exponen hasta el 21 de marzo, en las salas Anti y Garabat de Bilbao, 30 originales de las obras recopiladas en sus tomos.
Ellos mismos transportan los cuadros en sus coches, diseñan la instalación y cuelgan las piezas. "Somos la personificación del háztelo tú mismo", bromea Haizea Aguirre (Bilbao, 1979). Una filosofía que, por razones económicas, aplican también a la edición de libros. El equipo de Picnic diseña con mimo cada volumen. También se encarga de trabajos menos estimulantes como pegar las etiquetas y sellar las referencias bibliográficas a mano. Se ocupan incluso de la distribución. "Hablamos con las librerías y si les interesa, pagamos el envío y la devolución. Ellos no pierden nada, sólo pueden tener beneficios", argumenta Rubén. Con esta política han conseguido que incluso desde Estados Unidos hayan solicitado susus AAAAA. "Había muchas librerías interesadas, pero enviar los ejemplares es demasiado caro. Una cosa es que no cubramos costes y otra que perdamos dinero", cuenta Haizea. De momento, han colocado sus volúmenes en la librería Toylife de Brighton o espacios tan dispares como Madrid Cómic, La Central, la galería Mad is Mad, Ras o Subaquática. En estos dos últimos -el primero, en Barcelona, y el segundo, en Madrid- presentaron la exposición que está ahora en Bilbao y que proyectan organizar en Berlín. "Pensamos que sería muy difícil, pero todo el mundo está encantado. El único problema es el dinero, nadie puede subvencionarnos", dice Elena. En los últimos seis meses, Picnic ha pedido 12 becas. "La respuesta es siempre no. Nos dicen: estas ayudas son para proyectos artísticos, no para libros ¿Y qué es un libro más que arte?", se queja Rubén. A la espera del gran patrocinador, estos aspirantes a filántropos ultiman la publicación del cuarto volumen de AAAAA en el que contarán por primera vez con un semifamoso Eduardo Recife, un ilustrador brasileño que ha trabajado para Nike, Adidas o Coca-Cola.
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