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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Guardias solteros, ¡a revista!

Agentes de Barcelona, forzados a dejar registrar sus cuartos

Jesús García Bueno

La pátina militarista y los reglamentos anacrónicos no han desaparecido por completo de la Guardia Civil del siglo XXI. Como si fueran reclutas en la mili, decenas de agentes del cuartel de Travessera de Gràcia de Barcelona deben soportar, una vez al mes, que sus superiores inspeccionen las habitaciones donde viven. Lo deja claro una "nota para el personal" del teniente jefe José Miguel Foronda, que los agentes tachan de "inconstitucional" y de "abuso".

"Se procederá a la revista mensual de las habitaciones adjudicadas a la sección protección y seguridad. Todo el personal adjudicatario de las mismas que no esté de servicio, se encontrará a dicha hora a la puerta de la habitación que tenga adjudicada, de paisano". Por si fuera poco, la instrucción insta a los agentes a que "procuren" tener la habitación "limpia y ordenada".

Estos desafíos a la intimidad se realizan desde hace un año. La última inspección fue el martes, según denuncia la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). "Es denigrante que revisen tu rincón y tus objetos personales. El martes, a uno de los compañeros incluso le abrieron la taquilla", explicó Juan Antonio Delgado, portavoz de la asociación, que ve "ilegal" esta práctica.

La ley que regula los derechos y deberes de los miembros del instituto armado, recién aprobada, reconoce su derecho "a la intimidad y a la vida privada". Eso incluye, por tanto, la inviolabilidad del domicilio, ya contemplada en la Constitución. De ahí que los afectados se sientan víctimas de una situación "injusta", motivada, a su juicio, "porque algunos en esta casa siguen acostumbrados al ordeno y mando", dice Delgado. Un portavoz de la Guardia Civil admitió ayer que la nota, tal como está redactada, es un "error". También se sumó a la idea de que inspeccionar las residencias privadas es "inconstitucional".

En esas instalaciones, hay zonas comunes y privadas. Los agentes, todos ellos solteros, viven en "unas 30 o 40 habitaciones". Hombres y mujeres. Eso sí: por separado. Los policías deben pagar 60 euros al mes en concepto de limpieza y mantenimiento de las zonas comunes. Y en ese punto, los mandos detectaron una realidad tozuda: mientras que las residencias de mujeres se mantenían, por lo general, en orden, las de hombres "parecían leoneras".

Lo que se vio fue la necesidad de "mantener unas mínimas condiciones higiénicas" y de "prevenir riesgos laborales". Pero a partir de ahí y con esas razones, comenzó el interés de los mandos por conocer el estado de las residencias y asegurarse de que estuvieran "limpias y en orden".

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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